Antonio García Barbeito - LA TRIBU

La burla fácil

Lo cómodo, lo fácil y también lo pobre, es el recuerdo del desnudo de la iamgesn de un crucificado o la muy vestida y adornada de una Virgen

ANTONIO GARCÍA BARBEITO

Es lo cómodo, lo fácil, lo que da seguridad de que nadie va a correrte a gorrazos, porque ni es el estilo de los ofendidos, ni sabe uno si no sería peor, que esa es otra, que aquí quienes más se ofenden son aquellos que andan con la intención de ofensa en las yemas de los dedos de sus ideas y alguien les llama la atención y les dice que, hombre, por favor, vamos a respetar a todo el mundo. Se ofenden, sí, y basta que alguien ponga contrariado el gesto para que se vayan a las barbas de cualquiera llamándolo homófono, intolerante, facha, inquisidor. Si además a alguien le da por decir que esos —o esas— que se visten de Virgen o simulan estar clavados en una cruz, son «unas locas despendoladas», ojo, que le cae encima el peso de cien voces, y si tiene la mala suerte de que lo cojan solo, pueden darle la del tigre, que en grupo somos muy valientes.

Ni carnaval ni leches; ganas de burlarse de algo o de alguien, y si es de un credo pacífico o de una imagen popular, con más facilidad, porque en el fondo, esos o esas que se visten con coronas y mantos, lo que quisieran es que las llevaran en un paso y las mecieran al son de los campanilleros y recibieran aplausos. Si tan aficionados —o aficionadas— son a transformarse, a disfrazarse con mezclas de abigarrados colores, ¿por qué nunca se han disfrazado de viejo comandante de puesto, bigote y mano como un pan bazo, y han tratado de ridiculizar al Cuerpo, y no ahora, hace treinta o cuarenta años, si es que ya las arrastraba esa pasión por el transformismo? Qué fácil, qué cómodo, qué resultón es eso de vestirse de aproximada Virgen e ir desprendiéndose de las ropas y de adornos metálicos y brillantes, o de imposible Cristo ni de aquí ni de allí, para que la gente ría y, tan loca como ellos, celebre la irreverencia. Me gustaría ver a estos —o estas, que no lo sé porque la linde está muy borrosa— burlándose, aunque digan que es arte transformista, de los símbolos nacionalistas de alguna Comunidad Autónoma, o de un grupo terrorista, a ver si su valentía, su aire de libertad y su locura llegaban tan lejos. Lo cómodo, lo fácil y también lo pobre, es el recurso del desnudo de la imagen de un crucificado o la muy vestida y adornada de una Virgen. Cruz y corona, manto, saya, corona de espinas o potencias, toca y sudario, ahí está todo el vestuario de algunos de los llamados transformistas y que no son más que lo que son, que de artistas tienen menos que de respetuosos. O respetamos y ponemos tapadera sobre los desmanes, o los caracoles se van a salir de la olla cualquier día. Y después pasa lo que pasa. Nada bueno.

antoniogbarbeito@gmail.com

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