El último centauro

Más que Ángel, Arcángel en el icono marismeño, lanceando siempre toros por dragones. Medici andaluz, maestranza por signoria, Sevilla por Florencia, Capuletti por Juan de Bolonia. Por armadura tu valor, por espada tu verso, la flor reverdecida en los morrillos de piedra de Gisando. Tu última tierra tu marisma.

A ti sin duda el nigromante Villalon, predijo en su verso el futuro de tu sino:ser digno de que la marisma te cubriera con espuelas ,por ser bien nacido y no haber renegado de tu casta. Gloria al último hombre a caballo y poeta,amador intenso. Soñé así tu última doma. Te vi alzarle la mano,tutearle frente a los potros de ojos tristes, tenía la marca de tu hierro en el costado como un epitafio. Le pusiste guindaleta de seda. Le enloqueciste la mirada con un lienzo bañado en sangre brava, secretos que se protegen del olvido. Le obligaste a salir a lo más fiero del arenal mojado, le pusiste la silla sobre su entraña, la boca de la cincha le mordía en su orgullo, lo montaste y lo espoleaste. Se sintió viejo, murió el potro, renació caballo. Estuvisteis perdidos noches limpias, estrelladas.

Bien podría ser tu último caballo, jinetearlo de perfil era tu reto. Darle por albero, desmesura, hasta ese punto inalcanzable donde el levante se pierde y retorna brisa joven dé poniente. Donde comienzan a fundirse el destino del toro y el caballo. Te vi bajarte,venias sobre ti mismo, agotado, místico. Le reclamabas más arriba.Volviste a montarlo y su ultima corbeta te lanzó hacia los cielos, y contigo volaron cuartillas y cuartillas de versos y una rosa, que llegó fresca a las manos de la Virgen del Rocío.