Álvaro Ybarra Pacheco, Director de ABC de Sevilla

Todos de acuerdo

La Semana Santa nos integra a todos y nos reconcilia con la ciudad. Por eso los que tratan de acabar con ella fracasan una y otra vez

Ojalá todo funcionara en Sevilla como la Semana Santa. Las previsiones meteorológicas hacían presagiar un Domingo de Ramos imposible. El aguacero que cayó apenas unas horas antes de la primera de las salidas previstas, la de La Paz en el Porvenir, no hizo sino confirmar los peores augurios. Sin embargo, bastó que se abriera un claro para que las hermandades se replantearan la posibilidad de salir haciendo filigranas con los horarios y los recorridos. Una solución de urgencia pactada con todas las partes para poder escenificar un año más, hasta donde el tiempo lo permita, el arranque de la Semana de Pasión en Sevilla. Y el pueblo soberano, que ayer acudía a las iglesias con sus mejores galas haciendo abstracción de la posibilidad cierta de que nos quedáramos sin cofradías, hizo suya la osada decisión de los respectivos cabildos y se sumó a los cortejos con multitudinaria naturalidad. Todos de acuerdo. Igualito que las negociaciones para formar el Gobierno de España.

Llegadas estas fechas primaverales siempre nos preguntamos por qué en Sevilla somos incapaces de organizar los asuntos internos de la ciudad con la misma agilidad y eficacia que la Semana Santa o la Feria. Aquí basta que la primera cruz de guía asome a las puertas del templo para que todas las discusiones previas se conviertan en irrelevantes. Nos quejamos, y no digo yo que sin razón, del Consejo General de Hermandades y Cofradías por su incompetencia para resolver el problema de la Madrugada. Qué tendríamos que decir entonces, por poner un ejemplo, de la Comisión Provincial de Patrimonio, que tiene paralizados los planes de media Sevilla. Y en este caso si asoma la cruz de guía, que no es otro que el proyecto de las Atarazanas de Vázquez Consuegra, lejos de resolverse las disputas se agudizan y se agrian. Y qué decir, por continuar con otro ejemplo de actualidad, de la Dirección General de Empleo de la Junta de Andalucía, que va a tener que renunciar a los millonarios fondos europeos para la formación por el caótico fraude de los cursos. Y eso que aquí sólo tenemos un treinta por ciento de la población activa en paro, justo el mismo porcentaje que el barrio bruselense de Molenbeek, cuya marginalidad y abandono lo ha convertido en paraíso de yihadistas.

Pero volvamos al comienzo. La celebración de la Semana Santa de Sevilla supera los inconvenientes más enrevesados porque de alguna manera casi todos la llevamos dentro. Unos por sus creencias religiosas, otros por sus recuerdos de barrio y de niñez, por tradición o, como decía ayer de las saetas José el de la Tomasa, porque la llevamos en la sangre. La Semana Santa nos integra a todos y nos reconcilia con la ciudad. Por eso los que tratan de acabar con ella fracasan una y otra vez en sus patéticos intentos.

@aybarrapacheco

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