Editorial
Susana Díaz rompe las hostilidades
Los resultados de Andalucía servirán para extraer conclusiones a escala nacional, porque se convertirá en el primer laboratorio de pruebas para medir el grado de desgaste del PSOE
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha decidido adelantar las elecciones autonómicas al 2 de diciembre, después de una legislatura inane a efectos legislativos y marcada por la alianza que han mantenido el PSOE y Ciudadanos hasta hace pocas semanas. La legislatura en Andalucía estaba tocada de muerte por dos motivos: por la necesidad imperiosa de Díaz de distanciar estos comicios de las municipales y autonómicas de mayo y por la huida de la sombra de la corrupción, ya que con el adelanto Díaz elude la sentencia de los ERE y desmonta la comisión de investigación sobre los gastos de las tarjetas de la Faffe que se acababa de crear en el Parlamento regional. También por desmarcarse frontalmente de la pésima gestión de Sánchez al frente del Gobierno de la nación, abriendo hostilidades y presionándole para que disuelva las Cortes y convoque generales antes de que su desgaste arrastre al socialismo en otras autonomías. Díaz siempre habló de unas elecciones «con acento andaluz», y todo su afán ha sido evitar que Sánchez hiciera coincidir ambas citas electorales por el perjuicio que pudiera suponerle a ella. Por tanto, Díaz abrirá el carrusel de urnas en que se convertirá España en 2019 al margen de cualquier acuerdo con Ferraz, donde el clima preelectoral se ha enrarecido. Otro dirigente socialista crítico, Emiliano García Page, se mostró ayer partidario de que Sánchez no agote la legislatura, lo que demuestra que es creciente la alarma entre los barones que se juegan sus cargos en mayo por los errores y contradicciones con los que Sánchez gestiona La Moncloa.
El balance de Susana Díaz en Andalucía es desolador. Un fracaso de gestión del que es también responsable Ciudadanos, que ha sido un socio dócil que nunca llegó a poner en aprietos al Gobierno andaluz. Sin embargo, nada hace prever que por primera vez en democracia otro partido distinto al PSOE vaya a gobernar. Todo apunta a que pueda reeditarse la alianza que Díaz fraguó con Ciudadanoss. Los sondeos previos apuntan a un crecimiento del partido de Albert Rivera y a un estancamiento del PSOE, suficiente para gobernar con claridad. La principal incógnita será el comportamiento electoral del PP, porque no parece factible que pueda ganar en votos y escaños. De hecho, el liderazgo de Juan Manuel Moreno no parece haberse consolidado lo suficiente como para posibilitar un triunfo en las urnas. Necesariamente, los resultados de Andalucía servirán para extraer conclusiones a escala nacional, porque se convertirá en el primer laboratorio de pruebas para medir el grado de desgaste del PSOE, la aceptación que pueda tener el PP de Casado, la evolución real de Albert Rivera, y el deterioro que pueda sufrir una marca a la baja como Podemos. La evidencia es que Díaz ha roto las hostilidades con los demás partidos… y con Pedro Sánchez.