CARDO MÁXIMO
Será por dinero...
Es de la exigencia educativa en los propios hogares de donde derivan nuestros males
Ha tenido que venir la Fundación BBVA a refutar, negro sobre blanco, uno de los lugares comunes sobre los que se ha construido nuestro sistema: el aumento del gasto público en educación, mantra que la socialdemocracia ha instalado con éxito insoslayable en el centro del debate sin posibilidad alguna de mostrar siquiera reticencias a ese axioma del comportamiento político que pide más profesores por alumno, más colegios por barrio, más refrigeración por aula y, en general, más de todo cada año sin detenerse a comprobar los resultados de ese gasto. Quien se opone a que el gasto se desboque queda automáticamente fuera del terreno de juego político porque la izquierda se ha enseñoreado de esa máxima que presume las bondades de gastar más per se.
La investigación se detiene en el gasto por alumno en las comunidades -bastante distorsionado de entrada por el tamaño poblacional, la presencia de lengua propia y otras variables que no conviene perder de vista- y lo compara con los resultados del informe PISA. Andalucía sale mal parada tanto en una tabla como en otra, pero eso no nos puede distraer. Para eso ya están los políticos en la oposición, no importa de qué signo, para exigir más gasto en educación como si la consignación presupuestaria en el Boletín Oficial -que es lo que controlan- lo fuera todo. Será por dinero…
Que este informe coincida en el tiempo con el que ha sacado los colores de volver al pelotón de los torpes como región Objetivo 1 no es casual. En realidad, están ligados. Todo tiene que ver con todo. Incluido un sistema universitario podrido que permite no ya el gol de una tesis plagiada como la del doctor Sánchez que nos gobierna sino que un bodrio de esa laya se haga pasar por trabajo académico.
Es de la exigencia de donde derivan nuestros males. Y esa exigencia empieza en casa con los pequeños que van a la escuela. Siempre me ha llamado la atención lo rápido que se organizan los padres para exigir aire acondicionado o un sustituto de alguna asignatura y lo lento que es el sistema para detectar a un profesor indeseable (que todos hemos padecido) y apartarlo. Mientras en casa no se le inculque al chaval algo que suena tan retrógrado como el cumplimiento del deber y el ejercicio de la responsabilidad principal en la educación de los propios hijos, no hay nada que hacer. Y los chiringuitos universitarios seguirán regalando doctorados de tómbola y seguiremos siendo los últimos de los últimos. Eso sí, a base de millones. Será por dinero...
El destrozo en la educación en Andalucía sólo tiene un nombre por muchas tonterías -que las dice- que proponga el PP: han sido los socialistas los que han arrastrado la igualdad de oportunidades por el fango del igualitarismo. Cuanto antes nos demos cuenta, mejor para todos. Y no, ¡no será por dinero!