Sánchez y el déficit andaluz

Si la Junta no mantiene idéntico nivel de exigencia con Sánchez que con Rajoy el reparto de la financiación se convertirá en un trágala del que saldrán ganando los nacionalistas

Pedro Sánchez y Susana Díaz, en un foro celebrado en Sevilla el pasado enero JUAN FLORES
Álvaro Ybarra Pacheco

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El déficit acumulado por Andalucía desde que se aprobara durante el mandato de Rodríguez Zapatero el actual modelo de financiación autonómica es, sumado el recorte en las inversiones públicas, de 10.000 millones de euros. Esta cantidad equivale a unos 200.000 empleos y a un 6,5 por ciento del PIB regional. No lo digo yo. Lo decía el pasado domingo en ABC Antonio Ramírez de Arellano, el consejero que más manda en el actual Gobierno andaluz sin contar a la presidenta. Si retienen esta cifra comprenderán la urgencia con la que Andalucía reclama al Gobierno de Pedro Sánchez un nuevo modelo de reparto que alivie sus tensiones financieras y evite que la brecha con las comunidades más desarrolladas se agrande aún más.

El principal argumento del Ejecutivo andaluz para que Sánchez, que llegó a anunciar que se posponían las negociaciones de la mesa de la financiación autonómica hasta el final de la legislatura, rectifique y atienda con urgencia sus demandas es el peso político que tiene la comunidad gracias a sus nueve millones de habitantes. Precisamente es su condición de región con mayor población y, por tanto, con más votantes de España, el único mensaje que el presidente del Gobierno central parece entender. Amarrado a sus compromisos con el conjunto variopinto de partidos que le ha prestado su apoyo en la moción de censura que derrotó a Rajoy el secretario general del PSOE no ha aclarado aún cómo saldrá del laberinto que el mismo ha tejido. Por tanto es el momento de no aflojar la presión y de que Sánchez salga por donde pueda. Si la Junta no mantiene con el respaldo unánime del Parlamento andaluz idéntico nivel de exigencia con Sánchez que con Rajoy el reparto de la financiación se convertirá en un trágala del que saldrán ganando las comunidades nacionalistas.

Ramírez de Arellano, responsable del área económica de la Junta, sostiene que el reparto tanto del dinero como de las competencias autonómicas debe alcanzarse en un marco en el que la transparencia, la generosidad y, sobre todo, la lealtad sean las premisas claves. Ni puedo estar más de acuerdo con el consejero en sus deseos y apreciaciones ni creo que la lealtad y mucho menos la transparencia sean virtudes que adornen al nuevo Ejecutivo, cuyos vaivenes empiezan a ser antológicos. Es por todo ello por lo que creo que la defensa de los intereses de Andalucía sólo podrá hacerse con el tiempo en oposición a las políticas del nuevo inquilino de la Moncloa. Y enseguida estaremos de elecciones.

@aybarrapacheco

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