La ronda
Hay nuevo Gobierno, se crean cien cargos y, oiga usted, qué casualidad, para eso no hay ni crisis ni se escatima un euro
![Moción de censura en el Congreso, la semana pasada](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2018/06/08/s/mocion-de-censura2-kycH--620x349@abc.jpg)
Y no nos damos cuenta, o no nos paramos a pensar que aquí gratis no sale ni respirar. Tan alegres, animamos a que todo siga con su lío y sus dudas, sus espantadas o su insistencia, sin que reflexionemos y hagamos la pregunta del paisano cuando vio que lo invitaban en la caseta municipal, y como a él, a cien más: «¿Y esto, quien lo paga?» Porque, añadía el paisano, que si pagaba el Ayuntamiento, al final pagaba él una parte, y que le ofrecieran como una ronda de generosidad no era sino una manera elegante de meterle la mano en la cartera y quitarle parte de lo que costaba la copa que se había tomado. Pues así, nosotros. Sólo que nosotros, por lo general, no nos metemos en preguntar, nos animamos con unos o nos desencantamos con otros y mientras tanto la cuenta va subiendo, los días son como camareros que con la tiza van apuntando una ronda y otra, y otra, y cuando nos demos cuenta, aquí se debe un dineral y todo irá a cuenta de inventario, o sea, al final nos cuesta el dinero a nosotros, los paganos.
Decía Hernández, en una elegía a Federico García Lorca: «muere un poeta y la creación se siente / herida y moribunda en las entrañas…» Pues aquí, dimite un ministro, entra uno nuevo, salen varios (por elecciones o por moción de censura), hay nuevo Gobierno, se crean cien cargos, se colocan a decenas de cercanos y, oiga usted, qué casualidad, para eso no hay ni crisis ni se escatima un euro, y la ronda, de los que se van cobrando un pastón y de los que se quedan cobrando pastón y medio, va a la misma cuenta, una cuenta que tenemos que pagar nosotros, los de los impuestos. ¿Nuevas elecciones? A ellos —son otra casta, los políticos; por lo tanto, son «ellos»— les trae sin cuidado, porque no sale de su bolsillo, aunque si hay beneficios de votos sí que se benefician de las ventajas, y si salen pérdidas, pagamos nosotros. ¿Mociones? ¿Falta de asistencia? ¿Siestas en el escaño? ¿Juegos con la tableta? Toda esa carga va al mismo garabato, y así va la burra de los gastos generales, con la carga descompensada. Se van después de estar unos años en el cargo y cobrando un dineral, y se van con los riñones bien cubiertos, mientras que a usted y a mí nos miran con lupa los años y los días trabajados, nos aplican no sé qué reglas y al final nos dan la pensión que nos dan. Vengan rondas. De adelanto de elecciones o de nuevas elecciones porque toca; de moción, de denuncias, de negaciones o de meter palos en las ruedas, y los gastos, al mismo sitio, a nosotros. Si les aplicaran criterios empresariales, ya veríamos si había tantos valientes y consentían tantos cambios. Pero son los amos, claro.
antoniogbarbeito@gmail.com