Por una España abierta

Un servicio fundamental

Ricardo Delgado Vizcaíno, presidente de Covap

Ricardo Delgado Vizcaíno, presidente

Nadie podía imaginar una crisis sanitaria como la que ha generado esta pandemia del Covid-19, con repercusiones económicas y sociales de enormes dimensiones, que ha cambiado nuestras vidas de una semana para otra, en cuestión de días, rápidamente. Inédita situación que ha puesto a prueba a toda la sociedad y que requerirá para superarla de la responsabilidad individual y de lo mejor de cada uno de nosotros, de esfuerzos y sacrificios compartidos, de mantener vivas las valiosas enseñanzas que hemos recibido en este difícil tiempo.

Lecciones de entrega y actitud de servicio por parte de los profesionales de la sanidad y de las fuerzas de seguridad, así como la de tantos españoles que han respetado escrupulosamente el aislamiento decretado, el ejemplo de muchas empresas y colectivos que se han volcado para ayudar a los más necesitados.

La importancia de la colaboración, que ha tenido un ejemplo claro en la cadena agroalimentaria, estratégica y esencial, con todos sus eslabones alineados para prestar a la población un servicio fundamental, el de proporcionar alimentos seguros y de calidad en condiciones adversas, dando la talla y sintiéndonos «privilegiados» de poder trabajar, garantizando las producciones agrícolas y ganaderas, su recogida, su transformación y comercialización. En nuestro caso, los lácteos y cárnicos de COVAP han llegado puntualmente a los clientes, destacando el altísimo nivel de compromiso de nuestros trabajadores y ganaderos para atenderlos, minimizando al mismo tiempo el riesgo de contagio. Por ese camino debemos seguir, dando pasos para construir una cadena alimentaria equilibrada y sostenible, que aporte rentabilidad razonable a todos sus protagonistas, una cadena integrada e íntegra, de valor y de valores.

Ha destacado lo local, el mundo rural, el trabajo de agricultores y ganaderos, no siempre visualizado y con frecuencia retribuido con precios poco justos; el valor de la familia, de la comunicación, de la conectividad digital; la necesidad de ser más ágiles en la toma de decisiones y más eficientes.

La incertidumbre es grande y las dificultades también, con la restauración y la hostelería cerrada o a medio gas y sin turismo, en un país de «servicios» como el nuestro, pero aplanada la curva de contagios, debemos cuanto antes ponernos manos a la obra para frenar la caída de la economía y el drama social que conlleva, cuidando de la salud para no retroceder. Vamos a necesitar grandes dosis de liquidez y contención del gasto, de prudencia y responsabilidad, de colaboración; ser más ágiles, más digitales, más solidarios, más creativos e innovadores, reinventarnos. Y desarrollar en nuestras empresas propuestas de valor que aporten soluciones para construir entre todos una sociedad mejor.

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