Renovación, no sucesión
Obsesionado por sacar a España de la crisis, el dirigente del PP olvidó que toda acción política comporta un relato
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Rajoy se ha ido con dignidad, lanzando el mensaje de que se mantendrá neutral en el proceso de elección del nuevo líder del partido. Es un acierto. Pero el problema del PP no sólo es hallar el sucesor adecuado, sino sobre todo reconstruir el relato que ha perdido en los últimos años. El expresidente ha sido un buen gestor de la economía, pero su peculiar estilo de gobernar ha provocado una desideologización, una pérdida de las señas de identidad y la huida de cinco millones de simpatizantes que, en su mayoría, han optado por votar a Ciudadanos.
El gran error de Rajoy ha residido en creerse que el crecimiento económico y la prima de riesgo eran suficientes para mantenerse en el poder. Obsesionado por sacar a España de la crisis, el dirigente del PP olvidó que toda acción política comporta un relato. Y asumió la misma filosofía que Felipe González cuando citaba aquel proverbio chino: da igual gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones.
Durante los últimos seis años y medio, el PP ha adoptado medidas conservadoras , otras liberales y también ha practicado una política socialdemócrata en materia fiscal. El pragmatismo que ha guiado a Rajoy hace imposible clasificarlo en un segmento ideológico.
Por tanto, mucho más importante que acertar en el sustituto es iniciar un debate para buscar un relato que permita recuperar parte del apoyo perdido. La cuestión no reside en dilucidar si es mejor Núñez Feijóo o Soraya sino en definir cuáles van a ser las propuestas del PP en educación, impuestos, inmigración, mercado de trabajo o justicia.
El partido corre el serio riesgo de eludir una renovación para centrarse en una sucesión que sólo va a comportar un cambio en el liderazgo. Servirá de muy poco si no va acompañado de transformaciones en la cultura interna, en los programas o en los procesos de toma de decisiones.
Esto es crucial si la formación de Génova quiere ganar las elecciones a un Pedro Sánchez que ha hecho un Gobierno meritocrático, con muchas mujeres y más conectado con la sensibilidad de la sociedad española que el equipo de Rajoy. El problema del PP es que hoy parece una organización vieja, mientras que el nuevo Gabinete ofrece una imagen de cambio y de renovación, lo que no quiere decir que no vaya a tener serias dificultades para gobernar sin una mayoría parlamentaria.
Como estamos viendo en Italia y en otros países europeos, los populismos van ganando terreno mientras desaparecen formaciones que han sido hegemónicas durante décadas como el partido gaullista en Francia, el Pasok en Grecia o la democracia cristiana de Alcide de Gasperi y Andreotti.
El PP está obsesionado en buscar un nuevo líder , pero todavía no he escuchado a ninguno de sus prohombres hablar sobre ideas o sobre las reformas que necesita España. Están empezando la casa por el tejado y corren el riesgo de que se desplome por falta de cimientos.