CARDO MÁXIMO

El referéndum

¿Da su aprobación a que el PSOE andaluz gobierne esta tierra otros cuatro años hasta completar cuatro décadas?

Javier Rubio

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Ojalá fuera un referéndum. Ojalá fuera tan sencillo como eso. Como un plebiscito en el que se ventilara la continuidad en el ejercicio del poder de las mismas siglas desde los tiempos liminares de la autonomía. Porque entonces sería muy sencillo. Hace tiempo que el PSOE, el único partido que ha gobernado esta tierra desde 1982, dejó de ser hegemónico y las mayorías simples que le permiten seguir manteniendo el poder no superan la barrera de la mitad de los votos más uno. A derecha e izquierda, el electorado expresa su hartazgo con la manera de producirse de un socialismo tan pegado al terreno que ha llegado a confundirse con la fórmula natural de ejercer el poder: los demás vienen a usurparlo. El líder del PP, Juanma Moreno, acierta presentando, con inteligencia política, las elecciones del 2 de diciembre como un referéndum del socialismo gobernante. Al hacerlo, ha establecido claramente los dos polos en torno a los que articular posibles coaliciones de gobierno al día siguiente de las elecciones que el PP quiere presentar como un plebiscito. Ay, pero no lo son. Para nuestra desgracia, porque en la urna de un referéndum se produce la quintaesencia de la democracia: una papeleta para el sí y otra para el no. No hay más, no hay gama de colores, no hay matices ideológicos. ¿Da su aprobación a que el PSOE andaluz gobierne esta tierra otros cuatro años hasta completar cuatro décadas? Sí o no. Punto y aparte.

Pero los comicios examinan a los cuatro principales candidatos. Y luego hay que descender a los detalles, esos que en un referéndum quedan abolidos, reducidos a la mínima expresión de un sí o un no. Hay que evaluar los programas de cada formación, qué ofrece cada uno y hasta dónde está dispuesto a llegar. Es el momento de que cada cuál señale sus líneas rojas para que el electorado se aclare. La coyunda Podemos-IU ya ha marcado la suya: está en contra de que gobiernen las derechas, se supone que incluyendo al PP y a Ciudadanos aunque salvando al partido que mejor encarna los valores netamente conservadores de la sociedad andaluza, el PSOE.

Luego está el enigma de Ciudadanos. El partido naranja tendrá que definirse de una vez. Sólo quedar por delante del PP en el recuento de escaños le ahorraría el engorroso trámite de tener que aclarar su postura. Qué defiende Ciudadanos en torno a los ERE, por ejemplo. El silencio -roto a media voz para cuestiones muy puntuales- con que ha acompañado la investigación y el juicio, ¿obedece a una cuestión puramente táctica o tiene que ver con cierta condescendencia del partido con la corrupción para no verse salpicado más de lo que ya le ha salpicado? Esa es la cuestión clave de esta campaña inminente: hasta dónde han inficionado los ERE la médula política de Andalucía.

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