Con razón
Siento discrepar y celebro que al menos un grupo municipal exprese mis propias dudas
La razón, despojada de apriorismos ideológicos, dista mucho de encerrarse en las mazmorras en que los partidos la aherrojan. Sin prejuicios, las cosas se ven de otro modo. Verá, amigo lector, el dilema en que me debato:
Voy con Izquierda Unida. Me parece que la postura que mantuvo la formación de izquierdas en cuanto a la gratuidad del autobús para menores de 12 años a partir de septiembre es la correcta. Y se quedaron solos en la votación, porque sus tres concejales fueron los únicos que pidieron aplicar criterios de renta para hacer progresiva la medida en vez de hacerla universal como los caramelitos que repartíamos en el colegio cuando tocaba el cumpleaños: a todos por igual y todos del mismo sabor para que no hubiera peleas. Pues no, siento discrepar y celebro que al menos un grupo municipal exprese en voz alta mis propias dudas.
Pero después viene la cuestión de la memoria histórica en la que IU lleva la voz cantante y ahí me pongo de parte del PP, que se quedó solo defendiendo las calles para Romero Murube, para Pemán y para el cardenal Ilundáin porque socialistas y Ciudadanos prefirieron ponerse de perfil ya que no les dejaron trocear la moción y votar a una cosa sí y a otra, no. Alguien tendrá que parar el disparate, ¿no? Alguien tendrá que imponer el sentido común, ¿no? Bien por Beltrán Pérez, sí señor.
Pero luego, cuando se trataba de aprobar la unión de Urbanismo y Medio Ambiente, prefirió quedarse al margen. La fusión de servicios municipales en una ventanilla única salió adelante por el empeño del PSOE contra viento y marea y contra los pronósticos que, a priori, no hacían augurar que un paso tan decisivo se pudiera dar en este mandato tan ayuno de mayorías estables. Pues sí, ahí estoy con el alcalde y su delegado de Hábitat Urbano, que no es plan de retrasar por pruritos partidistas y cálculos electorales una medida que inversores y empresarios —creadores de riqueza— habían reclamado una y otra vez.
Claro que, luego se ponen estupendos a la hora de acabar con la plaga de cotorras argentinas que se han hecho las dueñas de zonas verdes y se les va la mano con los halcones peregrinos, la cetrería mayor, las redes de caza y qué sé yo cuántas perrerías más para que no sufran las cotorras. Cada vez más sofisticado, cada vez más costoso, cada vez más tarde cuando las invasoras han acabado con los murciélagos del Parque. Todo por resolver el contrato de 4.000 euros para acabar con los ejemplares mediante disparos de carabina que, al final, es lo que se hará. Hay que reconocer que ahí, en ese asunto, Ciudadanos se ha quedado solo desgañitándose. Y estoy con ellos.
De modo que me veo a mí mismo transitando por esa tierra de nadie en la que uno recibe fuego graneado de todas las trincheras. ¡Qué se le va a hacer!