¿Quién los pela?
Lo de muchos futbolistas, un crimen capilar. Ni los peores esquiladores
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Dice la copla flamenca «…Rincón de la barbería, / que al que no tiene dinero / lo afeitan con agua fría.» Versión suavísima de la otra copla, más dura, más grave: «Hombre pobre huele a muerto, / a la joyanca con él…» Los chiquillos le temíamos a la banqueta supletoria que el barbero colocaba sobre el asiento del sillón, porque sabíamos que la maquinilla, la cogiera como la cogiera el barbero, acabaría dándonos tirones, agarrándose en cualquier mechón, y, por lo general, dejándonos algunos trasquilones. Si salíamos muy trasquilados, en las calles los niños dirían lo de siempre: «Juanito, ¿quién te ha pelao? —Los borricos, a bocaos…» Un buen pelado era una alegría, igualado el pelo, rebajando donde había que rebajar y dejando para flequillo y raya; un mal pelado era la guasa de más de cuatro: «¿Quién te ha pelao, el barbero o Parralo?» Parralo era un gitano alto, fuerte, elegante y mandón que pelaba burros y mulos en la resolana de la casa de unos parientes.
Cuando veo a muchísimos futbolistas, no digo lo que dice un amigo mío, pero no me quedo callado, aunque me traiga sin cuidado lo que haga cada uno. Porque llaman la atención. Mi amigo dice que, con tantos tatuajes y esos pelados, en la cárcel y en la vieja Legión los había con mejor pinta. Me dijo un día: «Imagínate que a mí no me gustara el fútbol y no conociera a ningún futbolista, y llego un día al portal de mi casa y me encuentro, por ejemplo, a Neymar, y si no llamo a la Policía, salgo corriendo. Y digo Neymar y cien más, de tu equipo, del mío y de todos. La pinta que tienen los futbolistas no la tenían, ni la tienen, los peores presidiarios.» Tatuajes. Otro amigo dice que muchos de estos futbolistas toda la tinta que han visto en su vida —se refiere a los libros— la tienen inyectada en el cuerpo. ¿Y los peladitos del personal? Dan ganas de preguntarles, ¿quién te pela, miarma, que parece que te hubieras peleado con el peluquero en pleno trabajo y hubiera dejado el trabajo a medio hacer? Y como los futbolistas lo hacen, muchos chavales del barrio, también. ¡Vengan tatuajes y pelados criminales! ¡Y se escandalizaban nuestros padres cuando tratábamos de dejarnos media melenita como The Beatles…! Los padres de entonces no le hubiesen abierto la puerta a su hijo, si se hubiese presentado como se presenta hoy su nieto. Mi amigo insiste: «La culpa de todo esto la tiene el haber quitado la mili…» Nos supo a asesinato el pelado que en El Copero nos dieron un par de días antes de la jura de bandera, y eso que comparado con lo de hoy, eran pelados de reyes. Lo de muchos futbolistas, un crimen capilar. Ni los peores esquiladores.