Álvaro Ybarra
El PSOE ante una decisión histórica
Si se cumplen las encuestas, Sánchez no tendrá otra alternativa que dimitir antes de que lo echen los barones por haber llevado al PSOE al desastre
SI Pedro Sánchez hubiera aceptado los resultados del 20-D, tal y como le aconsejó entre otros Felipe González, sería ahora el indiscutible jefe de la oposición frente a un gobierno en minoría que estaría obligado a pactar sus proyectos a cambio de darle estabilidad a España. Pero quiso ser presidente con el peor resultado del PSOE en su historia reciente y acabó como acabó. Ahora, si se cumple la tendencia que apuntan todas las encuestas, no tendrá otra alternativa que dimitir antes de que lo echen los barones por haber llevado al Partido Socialista al desastre de ser la tercera fuerza en el Congreso, algo impensable hace unos meses.
El PSOE, dividido, desmovilizado y sin rumbo claro, tendrá que tomar una decisión histórica si se confirma su fracaso tras la cita con las urnas. Iniciar su propia catarsis desde la responsabilidad de un partido nacional con sentido del Estado o dejarse arrastrar por los cantos de sirena del populismo hasta ser fagocitados por los que ahora dicen ser socialdemócratas. En el primero de los casos, apoyo o abstención a un gobierno de Rajoy solo o acompañado, tendrá que pagar una factura mucho menos onerosa que si comete el error histórico de contribuir a la creación de un frente popular con comunistas e independentistas que rompería España.
Susana Díaz, que ha amagado varias veces sin dar, tendrá tras las elecciones el reto de recuperar el sentido institucional del PSOE para darle estabilidad al Gobierno de España. Esta vez, si se cumplen las encuestas, no podrá eludir su responsabilidad de ejercer como factor de moderación en el Partido Socialista, un papel que no es nuevo entre los dirigentes políticos andaluces. España necesita que el que gane las elecciones forme gobierno en agosto. Sería la única vía para garantizar una legislatura que consolide la recuperación de la crisis y prosiga con las reformas que nos permitan crecer a un ritmo del tres por ciento del PIB para crear riqueza y empleo. Lo contrario sería dar alas a Podemos y a su acreditada trayectoria de arruinar países prósperos.
@aybarrapacheco