El PP cae en la trampa multicolor
Se entiende que el PP pretenda evitar la consabida lluvia de estereotipos tardofranquistas que le cae cada vez que la izquierda le tiende una trampa ideológica
El Parlamento andaluz alcanzó ayer el consenso de todos sus diputados. No fue para ningún plan de desarrollo que impulse la maltrecha economía regional, ni para medidas estratégicas que permitan combatir el paro, ni para un decálogo para combatir la corrupción que afecta a todos los partidos.
La insólita unanimidad se logró para aprobar la Ley andaluza de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (LGTBI), una temática en la que todo el arco ideológico representado en la Cámara encontró un espacio de coincidencia con inusitada rapidez.
Está muy bien que se legisle para evitar la discriminación de cualquier minoría, pero llama la atención que en un asunto tan sensible el PP y Podemos lleguen a enarbolar la misma bandera. Ansiosos por eludir la etiqueta de derecha cerril y reaccionaria que con tanta eficacia maneja la izquierda, los populares han apoyado con entusiasmo un texto que, por ejemplo, no recoge papel alguno de los padres en la decisión de los menores de recibir tratamiento hormonal para cambio de sexo.
La actitud del grupo popular andaluz ha sido muy diferente a la de sus colegas en el Congreso de los Diputados, donde los populares se abstuvieron en la admisión a trámite de la propuesta de Ley de LGTBI presentada por Podemos y presentaron su propio texto alternativo.
Se entiende que el PP pretenda evitar la consabida lluvia de estereotipos tardofranquistas que le cae cada vez que la izquierda le tiende una trampa ideológica, pero es mucho más importante -y a la larga, mucho más eficaz electoralmente- mantener la coherencia y no perder la ligazón moral con sus votantes.
En el espacio político que defiende el PP hay sitio de sobra para defender a las minorías sexuales sin tener que bailar el agua al ritmo que marca la izquierda.
