Manuel Contreras - PUNTADAS SIN HILO

La persona del año

MANUEL CONTRERAS

SE le ocurrió a la revista Time en 1927, y fue todo un hallazgo periodístico. Como otros tantos inventos, fue fruto de un error: entre pitos y flautas de coyunturas informativas, a la revista se le había pasado conceder una portada a Charles Lindbergh —el héroe que ese año había volado por primera vez de América a Europa sin escalas a bordo del «Spirit of San Louis»—, de forma que al director se le ocurrió enmendar el error designándole Hombre del Año y dedicándole la última portada del ejercicio. La idea de resumir cada año en un rostro dotó a Time de enorme prestigio y pasó a convertirse en un clásico periodístico imitado hasta la saciedad, además de solventar a la revista la papeleta de pensar la última portada del año. Sólo en una ocasión el premiado no apareció en primera plana, y fue en 1938. El Hombre del Año era Hitler.

Además de Time —que hasta 1999 no cambió la designación de Hombre del Año por Persona del Año, a pesar de haberlo concedido con anterioridad a varias mujeres—, estos días se publican múltiples selecciones que abarcan criterios de la más diversa índole: desde el gol del año al vino del año, pasando por la ciudad del año, el videojuego del año, el libro del año o incluso el escote del año. Cualquier ámbito es suceptible de definir de alguna manera quién debe vencer al calendario y pasar a la posteridad.

¿Quién ha sido la Persona de 2015 en Sevilla? En mi opinión el honor no admite dudas, y no corresponde a una persona, sino a cuatro: la tripulación del A400M que se estrelló en Sevilla en mayo. Cuando se les pararon los motores del avión que acababa de despegar, Jaime de Gandarillas, piloto; Manuel Regeiro, copiloto, y Jesualdo Martínez y Gabriel García, ingenieros, podían haber intentado aterrizar en la pista que la torre de control había habilitado en el aeropuerto. Pero el trayecto implicaba sobrevolar un centro comercial, la fábrica de Coca-Cola y varios edificios civiles, por lo que optaron por un aterrizaje de emergencia en el campo para minimizar riesgos. El anteponer la seguridad de los sevillanos a la suya propia les costó la vida. Pero a los cuatro hérores del A400M nadie les va a nombrar personajes del año en Sevilla. Ni siquiera se les va a recordar en ningún acto. Pasada la ola de emoción que nos embargó tras el accidente, nadie ha reclamado homenaje alguno para estos cuatro jóvenes que perecieron en un vuelo de pruebas por un fallo del software del avión. En una ciudad en la que tiene estatua hasta algo tan sevillano como un indio a caballo, no hay ni una modesta placa que recuerde esta acción. Aquí lo único que parece importar es que el sector no acuse el golpe y se vendan los aviones, lo cual está muy bien, pero es compatible con un poco de reconocimiento y justicia.

Este modesto rincón de papel no es el Time, pero me sirve para designar a los cuatro fallecidos Persona del Año 2015. No tendrá trascendencia mundial, pero al menos calma mi mala conciencia. Estamos en deuda con ellos, y no podemos negarles al menos el premio del recuerdo agradecido.

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