PERFIL DEL AIRE
El patriotismo es progresista
Los caídos por la Patria son los primeros defensores de las libertades que disfrutamos
Llegó, habló y convenció. El teniente general Gómez de Salazar llegó a los desayunos que organiza en Sevilla, la sede del mando que dirige las operaciones del Ejército de Tierra en todo el mundo, la Fundación san Pablo Andalucía CEU. Llegó y habló muy carito. Un militar no es un funcionario, y el Ejército no es una ONG. A ver si nos vamos enterando. Porque nuestra libertad depende de la seguridad que nos den las Fuerzas Armadas, y no del discurso presuntamente pacifista que esgrimen los que no quieren comprometerse en la defensa de la Patria. Cualquier enterado diría que estamos ante un discurso de la extrema derecha. Todo lo contrario. El patriotismo, que es hijo legítimo de la Revolución Francesa, es lo más progresista que se ha inventado en los últimos siglos de nuestra historia.
Antes de la Patria fue el feudo. Antes del ciudadano, el súbdito. La bandera que algunos pisotean nos representa a todos, y por eso inclina la cabeza ante ella el mismísimo Rey de España. El feudalismo al que quieren volver los nacionalistas del terruño era otra cosa. El señor feudal se erigía en el amo de la vida y de la hacienda. Y no se inclinaba ante nadie. Bueno es recordarlo en estas vísperas de un día que en otros países llena las calles de banderas como muestra del sano orgullo que a nadie molesta. ¿O es que nos incordia que países tan democráticos como Estados Unidos o Francia desplieguen sus banderas al viento de la libertad? Pues a ver si vamos aprobando esa asignatura pendiente que forma parte del programa democrático. Porque no hay nada más democrático que el patriotismo constitucional que salvaguarda la libertad del individuo y la igualdad ante la ley. Ahí es nada…
En España estamos cortitos de cultura de Defensa. Queremos que sean otros los que nos defiendan del peligro que se cierne sobre nuestras fronteras, que cada vez están más lejos. Nuestra libertad y nuestra forma de convivencia están amenazadas por fanatismos totalitarios que quieren acabar con nuestra sociedad. Eso lo sabe cualquiera. Pero es más cómodo negarlo, y convertir las operaciones militares en misiones solidarias. Como si la paz se conquistara repartiendo chocolatinas y haciéndose selfies. En este sentido, como en tantos otros, el Ejército nos da una lección de progresismo cada vez que se enfrenta con los enemigos de la democracia y de la libertad. Que tomen nota los pacifistas que pretenden terminar con las guerras tuiteando desde el sofá.
Los españoles podemos estar orgullosos de los militares que están dispuestos a dar su vida por nosotros. Y esto no es una hipótesis, sino una realidad. Los caídos por la Patria son los primeros defensores de las libertades que disfrutamos. Algunos no habrán caído en la cuenta, presos del cuento que el mester de progresía va cantando con la letrilla de Goytisolo y la voz de Paco Ibáñez. El patriotismo no es el refugio de los canallas, sino el fruto del progreso que nos libera de las cadenas del feudo. Hijos de la misma nación. Libres e iguales. Ahí es nada…