LA TRIBU
Mal pagador
El mal pagador te dice noventa días y en noventa días se las ingenia para convertirlos en seis meses
Cuando está de llover, enciendes una hoguera y el humo se convierte en nube que descarga un tormentón; y cuando no está de llover, descargan las nubes y el viento se lleva el agua a otra parte. El puñetero tiempo tiene algo de la primera letra flamenca que recuerdas en la voz de tu padre: «…No caen los rayitos / donde la tormenta suena.» No, no caen. Anuncian borrasca y la asusta un anticiclón; columbran frentes de nubes y aparece una infantería de vientos que lo dejan todo despejado. Tu amigo te lo ha dicho siempre que el tiempo se ha puesto en este plan: «El tiempo está como los malos pagadores, que cuando llega el día del pago siempre dicen que mañana sin falta…» Cuadra este tiempo, también, con el aforismo de don Antonio Machado, y era para que las tierras se lo recitaran a las borrascas: «Siempre que nos vemos / es cita para mañana. / Nunca nos encontraremos.»
Mal pagador. Más cuadra esto. El mal pagador te dice noventa días y en noventa días se las ingenia para convertirlos en seis meses. Hay por ahí uno que hace raya de mal pagador, uno que da el cante donde quiera que va, que tiene tanta fama de no pagar, que Paco Gandía decía de él: «A ese lo montas en un avión, lo subes hasta doce o catorce mil metros y lo tiras… Y caiga donde caiga, debe cuarenta mil duros.» Dicen de él que es mejor dejarle pendiente la deuda, porque como intentes cobrársela, se las avía para sacarte más. Pues así está el tiempo, así las nubes, así el plan de las lluvias, que no pagan lo que le deben al otoño y además, con las manos de bien vestido sol, de engañoso buen tiempo, se está llevando el poco jugo que queda en los bolsillos de la tierra. Un tiempo mal pagador, de los del «ya te veré…» Salen las chicas o los chicos del tiempo y tras ellos vemos una borrasca que, según se mueve en el gráfico de líneas, parece que va a descargar en nuestro patio dentro de diez minutos: «Por fin parece que vamos a tener lluvias; se esperan para las próximas veinticuatro horas y es posible que estén descargando durante varios días…»Mal pagador. Cuando llega la hora de llover, o nos dicen que lloverá dos días más tarde de lo previsto, o las nubes, de pronto, ni están ni se les espera, o viene un anticiclón y borra las previsiones, o el mal pagador coge y se naja por los trascorrales. ¡Págate una ronda, cielo…, que es mucho lo que nos debes…! No seas el mal pagador que en vez de liquidar la cuenta te da dos duros y te dice que ya irá poco a poco quitándolo todo, quizá en dos o tres veces… Este cielo está como el otro, que caiga donde caiga nos debe quinientos litros de agua por metro cuadrado.
antoniogbarbeito@gmail.com