Pablo Casado y su primera cita
No duda en mostrarse partidario de aplicar el 155 en Cataluña con todos sus avíos y de abrir las ventanas de San Telmo de par en par para dar un respiro a la sociedad andaluza
He tenido la oportunidad de asistir a las dos conferencias/coloquios que el presidente del PP, Pablo Casado, ha pronunciado en el Foro ABC de Madrid , el lunes, y en el Club 500 de la Cámara de Comercio de Sevilla, el pasado viernes. Tanto en la capital del reino como en su presentación en Sevilla el nuevo líder del PP ha pronunciado discursos muy bien estructurados, sin papeles de por medio y con una soltura acreditada por una larga práctica en platós de televisión y foros públicos. Aunque los contenidos han sido diferentes en ambas intervenciones Casado ha mantenido el nivel reivindicativo y asumido como propios los valores que el anterior PP en su afán por contemporizar con la izquierda y ocupar el centro político había arrinconado.
A Casado se le nota que acaba de soltar el lastre del polémico curso que llegó a elevarse al Tribunal Supremo. Tan suelto está que no dudó en mostrarse partidario de aplicar el 155 en Cataluña con todos sus avíos (Educación, Interior y TV3) y de abrir las ventanas de San Telmo desde dentro y de par en par, con la ayuda de Ciudadanos, para dar un respiro a la sociedad andaluza, hastiada de corrupción y del larguísimo y poco fructífero mandato del Partido Socialista.
Seguramente antes de que tenga oportunidad de abordar la situación catalana, algo que con el Gobierno de Sánchez y sus socios está casi imposible, vendrá su primera cita con las urnas en Andalucía. Ya es mala suerte que le haya tocado primero estas elecciones autonómicas y no otras donde tal vez hubiera salido mejor parado. En Andalucía, el Régimen o como quiera que se llame, aunque esté de capa caída, conserva la suficiente fuerza para volver a ganar con el apoyo puntual de Ciudadanos o de Podemos, según convenga. La razón no hay que buscarla sólo en el conformismo del andaluz y en la red clientelar, que haberla hayla, sino en la incapacidad del centro derecha de sacudirse el cliché del caciquismo rural. En Andalucía cada vez que toca votar se agita el fantasma del guerracivilismo y santas pascuas. Casado, bien es cierto que por vía indirecta, va a experimentar en toda su crudeza lo que cuesta aquí vencer la resistencia de la izquierda, de los apesebrados y de los que tienen miedo a que la derecha les arrebate todo lo que les han dicho que les van a quitar, incluidos los derechos universales a la Educación y a la Sanidad. Así está la cosa. Sólo cabe una posibilidad de dar el sorpasso, que Juanma Moreno saque más votos que Ciudadanos y la suma de entrambos les dé mayoría absoluta.
@aybarrapacheco