No doblarla

Antes no la doblaban los señoritos. Ahora es la gente del campo la que con el PER presume de no doblarla

11/04/2019 a las 08:11h.

Comentábamos el otro día la historia de un sevillano muy querido y conocido en su barrio, que tiene el arte de no trabajar más que dos días al año. «Eso no es nada -me dirá alguien-, yo conozco a multitud de sevillanos que no la ... han doblado en su puñetera vida y encima viven como marqueses. Pero como marqueses de los antiguos, de los «de corona y renta» que diría Rafael de León, no de estos de ahora que están casi todos tiesos y muchos de ellos hasta tienen que trabajar, cosa que a sus antepasados ni se les pasó por la imaginación». Me extraña que en ningún centro universitario de la Hispalense o de la Olavide relacionado con la empresa y la economía se haya convocado un máster ni nadie haya hecho una tesis doctoral sobre el IND de Sevilla.

-¿Y qué es el IND de Sevilla? Nunca he escuchado esas siglas en nada relacionado con la economía.

Muy sencillo: el IND es el Índice de No Doblarla. Que en Sevilla debe de estar altísimo. ¿No salen las cifras del PIB? Pues igual la Junta, o el Ayuntamiento mejor, deberían publicar semestral o trimestralmente el IND, el índice de los que No La Doblan en Sevilla; de los que les das una espiocha y se ponen a mirar dónde tiene aquello el motor, si sabrán lo que es el currelo. De los de la vieja historia del: «¡Ojú! ¿Ojú? Ea, pues ya no trabajo». Indice el IND al que habría que añadir como una hijuela: los Profesionales de la Baja. ¿Cuántos profesionales de la baja hay en Sevilla? Sí, hombre, esos que dicen, en cuanto se rompen una uña o les sale un padrastro en el dedo gordo:

-¡Verás tú la baja tan buena que me voy a pegar!

No doblarla es el ideal de muchos sevillanos. Todos conocemos a cientos de ellos. Que no sólo no la doblan, sino que no la han doblado en su vida. ¿De qué viven? Ah, misterio absoluto. Muchos de ellos viven de una mujer rica por su casa, que es el camino más seguro para no doblarla. Otros viven del cuento, del sablazo, de unas rentitas, de pulirse la herencia que recibieron de una tía rica. Hay miles de caminos para arribar al ideal de llegar personalmente a un 100 en el IND. Igual que en otras tierras de España el ser laborioso y trabajador da prestigio social y personal, otorga méritos al currelante, aquí en Sevilla es todo lo contrario: aquí se admira e incluso se envidia al que no la dobla ni la ha doblado, al que se levanta a las 11 de la mañana todos los días y no tiene nada que hacer en toda la jornada, más que vivir del cuento. ¿El señorito sevillano, dice usted? Sí, ese es el ideal del señorito sevillano. El que tan mala fama nos ha dado ante las Españas, y han sido aquí una fábrica de rojos. Esos tíos flojos que nunca han hecho nada ni por su familia ni por su tierra y que, sin embargo, suelen gozar de un gran predicamento social.

Observo que últimamente ha habido un digamos, desplazamiento social del ideal del IND. Antes los que no la doblaban y presumían de ello eran los señoritos. Ahora es la gente del campo la que con el PER presume de no doblarla, con los malos hábitos de una sociedad subsidiada que ha dejado el PSOE en sus casi cuarenta años de dorar la píldora a los de abajo y brear a impuestos a los de arriba. Todos conocemos el caso de una familia de pueblo que entre lo que cobra el padre por el subsidio que sea, el que tiene la mujer, la pensión de la abuela y las ayudas de los hijos... tienen un BMW. Mejor coche que los señoritos de siempre que no la doblaban, que andan por ahí con un Ford Fiesta del año de los tiros. Llega la aceituna y no se encuentra quien quiera recogerla, a pesar de los índice de paro, porque el IND del pueblo está mucho más alto. Tienen que ser inmigrantes extranjeros los que hagan las faenas para las que no se encuentra mano de obra en un subsidiado pueblo con el IND altísimo. Una pena. Así va Andalucía como va y así va Sevilla como va...