Nada
Para muchos, el verdadero Día de Andalucía está marcado ahí, en ese frío 4 de diciembre de 1977
Para convencerme de que no andaba muy lejos del acierto, hice algunas llamadas de teléfono a otros tantos amigos, amigos que ya lo eran entonces y amigos que fueron llegando más tarde, pero todos cerca de la idea que quería celebrar, y a todos les ... hice la misma pregunta: «Oye, ¿te parece que el martes tomemos una copa de celebración?» Todos me contestaron lo mismo que yo habría contestado si una lectura no me avisa de la fecha que era: «¿Una copa? ¡Claro! Pero, ¿por qué el martes, con la de días que tenemos hasta el 25?»
Los amigos pensaron, con buen criterio, que lo que estaba solicitándoles era compartir una copa con ocasión de la cercanía de las fechas de la Navidad, que ya saben que diciembre es muy de brindis y comidas. Pues a los amigos fue aclarándoles, uno a uno, que no se trataba de la clásica copa por Navidad, sino por celebrar una fecha que ya casi todos hemos olvidado. Las fechas, ya saben, como alguien se empeñe, pasan de la celebración al olvido con la misma facilidad con la que pasan del olvido a la celebración. Sin ir más lejos, la Constitución, con un puente, se ha comido el celebradísimo día de la Pureza, con lo que en mi adolescencia era ese día 8 de diciembre, que hasta lo teníamos apartado para estrenar la ropa de abrigo. El mismo día de Santiago, patrón de España, era fiesta nacional y lo celebrábamos todos los españoles con alegría añadida de fiestas locales en algunos pueblos y fiesta por todo lo alto en Triana. Y ahora, quitado del almanaque como fiesta nacional, Santiago se va con su caballo blanco a recorrer los sitios donde todavía es celebrado. Algo así ha pasado con el día de hoy, 4 de diciembre… ¿se acuerda o no se acuerda? Salimos a la calle con cantos y banderas, pancartas y mucha ilusión, a pedir autonomía, cuando el franquismo, ya sin Franco, no quería abrir puertas. Allí estuvimos —¿te acuerdas, Miguel?—, y allí coincidimos con muchos amigos que, bandera en mano como nosotros, tenían en la boca el mismo grito: Andalucía. Para muchos, el verdadero Día de Andalucía está marcado ahí, en ese frío 4 de diciembre de 1977, y ahí sigue estando, con muchísima más fuerza que el 28 de Febrero, quizá como homenaje al primer gran impulso andaluz. ¿Qué fue de aquel día? Nada. ¿Cuántos de aquellos de aquel día recordaremos hoy aquel 4 de diciembre? A mí se me olvidaba, y se les olvidaba a mis amigos. El 4 de diciembre se fue, envuelto —amortajado— en banderas blanquiverdes, y entre coplas, al olvido. Murió allí mismo. Como decía Hernández: «Corazón que en el tamaño / de un día se abre y se cierra. / La flor nunca cumple un año, / y lo cumple bajo tierra.»
antoniogbarbeito@gmail.com
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