El «mejor cahíz» secuestrado
Blindar el triángulo patrimonial de la catedral, el Alcázar y el Archivo para una boda privada es un escándalo
Faltaba herir aún más a esta ciudad-escenario con un nuevo y pintoresco episodio. Ahora el dardo ha llegado al corazón, al «mejor cahíz de la tierra», a ese triángulo de la catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias que es Patrimonio de la ... Humanidad y que, sin embargo, se vendió al mejor postor como escenario de una boda exhibicionista e hiperbólica medida a golpe de talonario.
Aún no entiendo por qué se blindó ese espacio patrimonial para un asunto privado, para una fiesta de niños ricos que convirtieron en una pasarela un lugar frágil que no debiera «alquilarse» para según qué cosas. Pienso en la gente que tuvo una tarde terrible para ir a trabajar mientras esa nueva aristocracia de la estulticia paseaba ostentosas sedas. Pienso en los policías locales dedicados a desviar el tráfico y controlar al público. Pienso en los turistas que habían viajado -quizás con mucho esfuerzo económico- a Sevilla para ver nuestra joya del gótico y se encontraron con las puertas cerradas porque había un caprichoso show de millonarios que no pueden soportar la sencillez de los discretos.
Hay quien defiende la performance porque da publicidad a Sevilla. ¿Ese triángulo Patrimonio de la Humanidad necesita salir de fondo de un enlace de maniquíes bien vestidos? ¿No provoca rubor ver en la televisión a la ciudad doblegada por un circo del papel cuché? ¿No debería Sevilla cuidar la promoción que se hace de su patrimonio? ¿O seguirá conformándose con ser ese escenario con figurantes que lo aplauden todo?
Ese triángulo patrimonial acotado para una ceremonia privada me parece un escándalo. Y la catedral cerrada como una finca me molesta e indigna. En esa Capilla Real que acogió el enlace tendrían que haberse despertado de sus sepulcros Fernando III, Alfonso X y Pedro I para pedir que les rindieran cuentas por el despropósito.
Estos ‘ilustres’ que fueron a la boda ¿sabrán algo del lugar histórico que estaban pisando? ¿De la memoria de ultramar que se custodia en el Archivo de Indias, antes Lonja de Mercaderes, que ellos convirtieron en pasillo de bodas? ¿Y cómo habrá sido el paso de mirar la bóveda casetonada de Hernán Ruiz el Joven a contemplar el parque de atracciones de la finca donde celebraron el banquete? Qué se puede esperar, en fin, de una boda de unicornios de dibujos animados que nunca entenderán la exquisita belleza del arte aunque crean que pueden comprarlo todo. Como los responsables municipales y de la catedral pensar que se puede ‘alquilar’ el «mejor cahíz de la tierra».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete