Álvaro Ybarra Pacheco, director de ABC de Sevilla
La marca Sevilla
Obama eligió Sevilla para hacer una visita previa a la institucional porque la fuerza de la marca suscita un interés indudable en medio mundo
La no visita de Obama ha dejado un rastro de chascarrillos, de evocaciones de Berlanga, de ilusiones frustradas y de autocrítica de los propios sevillanos sobre la ciudad, como si Sevilla fuera la culpable del plantón. Aquí pasamos de ser la mejor urbe del mundo a la más decadente con una facilidad pasmosa. Y ni una cosa ni la otra son ciertas. En primer lugar habría que aclarar que Obama eligió Sevilla para hacer una visita previa a la institucional porque la fuerza de la marca suscita un interés indudable en medio mundo. El que no haya podido venir por los sucesos de Dallas es algo circunstancial y en modo alguno debería servir para convertir en blanco de todas las críticas a los preparativos previos. Era una buena ocasión para poner a Sevilla en el punto de mira de los grandes operadores del turismo internacional, sobre todo norteamericanos, y se ha perdido en buena parte por unas circunstancias excepcionales.
A partir de ahora, aunque Juan Espadas logre que la familia Obama vuelva al completo cuando abandone la Casa Blanca, no habrá muchas efemérides tan claras para poner a Sevilla en el mapa de los destinos turísticos más atractivos de Europa. Lo que sí queda es el tremendo potencial para que la ciudad sea un referente mundial digno de ser visitado. En 2015 han pasado por Sevilla 3.433.627 turistas y, según el foro empresarial «Sevilla en clave de futuro» organizado por ABC y Cajasol, la urbe tiene capacidad para atraer a un millón y medio de turistas más y alargar sus estancias. Enrique Ybarra, presidente de City Sightseeing, uno de los empresarios con una visión más abierta y moderna del sector, cree que la clave está en innovar y ofrecer al turista, que no tiene nada que ver con el que nos visitaba hace veinte o treinta años, «experiencias» que hagan más grata su estancia. Sevilla tiene un sinfín de oportunidades que no se explotan adecuadamente. Patrimonio histórico, monumentos, fiestas, gastronomía, museos, ópera, flamenco y la recreación de los grandes hitos que convirtieron a nuestra ciudad en capital del mundo constituyen una oferta de base que es manifiestamente mejorable. No se trata de convertir a la metrópolis hispalense en un parque temático sino en racionalizar sus potencialidades turísticas con un trabajo profesional, en el que exista un mayor protagonismo de la iniciativa privada a la hora de diseñar la oferta. Ojalá la no visita de Obama sirva para tomar conciencia del peso y de las grandes posibilidades de la marca Sevilla.
@aybarrapacheco