Álvaro Ybarra Pacheco
¿Qué líneas rojas?
Susana Díaz, que volvió a erigirse en la voz de los críticos, recordó a su secretario general que en los pactos hay que respetar las líneas rojas que trazó el comité federal del 28-D
«¿Con qué parte de Podemos nos vamos a entender, con la que apoya un gobierno de izquierdas en Valencia? ¿Con la que defiende el soberanismo en Cataluña y Euskadi y justifica que se líen a puñetazos con un concejal socialista?». Las dos preguntas lanzadas por Susana Díaz durante el comité federal del PSOE celebrado el sábado quedaron sin respuesta. Pedro Sánchez no pudo responderle porque está jugando todas las cartas posibles. Susana Díaz, que volvió a erigirse en la voz de los críticos, recordó a su secretario general que en los pactos hay que respetar las líneas rojas que trazó el comité federal del 28-D, incluida la renuncia a llegar a acuerdos con quienes, como Podemos, defienden los referéndums de autodeterminación. Pero Pedro Sánchez en su desesperación por alcanzar el poder a cualquier precio para salvar su carrera política sólo está dispuesto a respetar la línea roja que le separa del PP. El resto de cortapisas se las va a saltar a la torera, incluido el acuerdo con Ciudadanos, que puede ser al fin y a la postre el escollo último que termine con las negociaciones para formar gobierno.
Escribía el sábado en una gran tercera Antonio Garrigues Walker que basta observar tanto el panorama internacional como el nacional para llegar a la conclusión de que no es en absoluto la ideología lo que impide que en España se alcance un acuerdo político. «Lo que bloquea el diálogo culto, honesto y civilizado que requiere este momento histórico son exclusivamente los intereses partidistas y aún más las ambiciones, vanidades y protagonismos humanos». La renuncia al diálogo y al consenso es especialmente peligrosa en un momento tan dramático como el actual. El alto precio que vamos a pagar por la incertidumbre política ya ha empezado a evidenciar sus primeros síntomas, según denunció la pasada semana el gobernador del Banco de España.
Si finalmente se resuelve la situación, haya o no elecciones, sin la entrada en el Ejecutivo de Podemos, tanto PSOE como PP habrán aprendido la lección de que tienen que renovar y modernizar sus estructuras, sus mensajes y sus personalismos y todos saldremos ganando. Si Sánchez logra culminar su ambición personal y logra formar gobierno con populistas e independentistas al margen de las líneas rojas que le marcó su propio partido España entrará en una espiral imprevisible y será ingobernable. Como escribía ayer Luis Ventoso, nos habremos hecho el harakiri.