Álvaro Ybarra

Lecciones del incendio de Doñana

Desbrozar los montes o mantener en buen estado los cortafuegos es igual de importante o más que la propia capacidad de apagar el fuego

Bomberos del Infoca trabajando en la extinción del incendio que afectó al espacio natural de Doñana EFE/Julián Pérez

El fuego de Doñana ha dejado una semana después de su extinción varías lecciones que sería conveniente no olvidar. Según el consejero de Medio Ambiente, José Fiscal, el incendio tenía una capacidad de destrucción de más de cuarenta mil hectáreas. La alta cualificación y la profesionalidad de todos los que conforman el dispositivo del Infoca, ayudados por la Unidad Militar de Emergencias, logró reducir a casi ocho mil quinientas la superficie quemada. Una arriesgada maniobra evitó en la tarde del pasado domingo que el fuego se propagara hacia el Parque Nacional y el núcleo residencial de Matalascañas, lo que hubiera tenido unos efectos devastadores. Todos los elogios que puedan realizarse a los bomberos forestales de Andalucía son pocos. Pero en esas horas críticas hubo un hecho que fue fundamental: la absoluta colaboración entre las distintas administraciones, algo que debería ser habitual pero que por desgracia no lo es. Sería deseable que el plan de regeneración ambiental de la zona afectada por el fuego en el entorno de Doñana se realizara con el mismo nivel de coordinación.

La otra gran lección es que, como no dejan de repetir los expertos, los fuegos se apagan en invierno. Para reducir al máximo el riesgo de incendios forestales es preciso realizar antes del verano los denominados trabajos de selvicultura preventiva. Desbrozar los montes, mantener en buen estado los cortafuegos y eliminar la masa combustible es igual de importante o más que la propia capacidad de apagar el fuego. Según ha denunciado ABC, gran parte de los trabajos para prevenir los incendios forestales en Andalucía, financiados por la Unión Europea, llevan bloqueados casi año y medio por dificultades administrativas. Ninguno de los tres concursos puestos en marcha desde octubre de 2016 hasta mayo de 2017 para contratar obras de prevención han sido adjudicados hasta la fecha.

A las dos lecciones principales que deja tras de sí el fuego apagado, las derivadas de la extinción y la prevención, habría que añadir una tercera: los bulos se propagan en las redes sociales de forma más rápida y peligrosa que los propios incendios. A los que han intentado sacar partido a un suceso tan lamentable habría que desenmascararlos y desautorizarlos para que nunca más intenten beneficiarse de las desgracias ajenas.

@aybarrapacheco

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