Justicia impuntual
Falta personal que se ocupe de lo necesario para que funcione lo fundamental
La Justicia sevillana parece que está en punto muerto. Que ha encallado en un bajĂo y no hay marea que lo saque de tan engorrosa situaciĂłn. Hay quien cree que todo lo solucionarĂa la creaciĂłn de la Ciudad de la Justicia, necesaria como el vinagre ... a las ensaladas. Pero muchos profesionales del medio consideran que no variarĂan tanto las cosas y que serĂa como mudarse a una gran casa pero sin personal suficiente para atenderla. Vale. TĂş abandonas una casa antigua y destartalada en el centro y te vas a un restaurado gran cortijo en las afueras. Pero no te llevas un cuerpo de casa suficiente como para gestionarlo. En realidad, segĂşn la opiniĂłn de muchos profesionales, el problema está en la falta de personal, en la dotaciĂłn de nuevos funcionarios que hagan más ágiles determinados mecanismos administrativos que dilatan, entre otras razones, los procesos y gripan la maquinaria judicial sevillana. En este sentido no es que sea lenta la justicia local. Es que funciona a carbĂłn. Proyectando la imagen que pide a gritos su manifiesta regeneraciĂłn. Hacen falta personal y jueces de refuerzos. Y no es que lo diga yo. Es que te lo dice cualquiera que estĂ© metido o tenga un pleito en ese ajo tan picante que es la administraciĂłn de Justicia en Sevilla…Cuando la crisis atiborrĂł de demandas, causas y reclamaciones los canales habituales se pensĂł en abrir juzgados de refuerzo. Ese es el origen del 10 bis, que colapsĂł casi al tiempo de dar por iniciada la temporada. En ese juzgado hay demandas de hace tres años pendientes de resoluciĂłn. Lo del 29 fue despuĂ©s. Y tambiĂ©n ha pasado por situaciones asfixiantes. Ahora, me indican, ese juzgado respira un poco mejor. En el ámbito laboral tambiĂ©n existen juzgados de refuerzos. Pero la cuestiĂłn de fondo sigue siendo la misma: falta personal que se ocupe de lo necesario para que funcione lo fundamental. Una fuente solvente, que ahora descansa en SanlĂşcar de su diaria pelea con lexnet, sostiene que los atascos no se localizan tanto en la agenda de procedimientos (el dĂa que te señalan para un juicio) como en la tramitaciĂłn del procedimiento hasta que llega a señalarse en la citada agenda. Intento explicárselo con una imagen muy gráfica. Hay un incendio en el granero de un viejo pueblo del oeste y los vecinos forman una fila de socorro para trasladar, de mano en mano, los cubos de agua para sofocarlo. En esa fila tan necesaria para llevar el agua al foco del incendio faltan personas por lo que luchar contra las llamas se hace más duro e ineficaz. Esas manos intermedias entre la Justicia y los ciudadanos es la que se echa en falta en Sevilla para que los juzgados no se achicharren por saturaciĂłn de casos pendientes.Entre los profesionales del gremio de Justicia es frecuente utilizar un proverbio de la casa para reflejar otra situaciĂłn muy especial. La de dar con los demandados. Dice ese refrán que «antes encontrarás el amor de tu vida que el paradero de un demandado». No ayuda tampoco en este caso los avances tecnolĂłgicos. Me cuentan que no daban con un tipo que traĂa de cabeza a los encargados de localizarlo para darle cita judicial y resulta que estaba justo al lado de una sala donde se estaba celebrando un juicio. Buscaban el objeto perdido y estaba en la sala contigua. Y es que, al parecer, segĂşn nuestras fuentes, lo que más dilata un procedimiento, entre otras causas, es notificárselo a un demandado. Dicen que tenemos demandados muy escurridizos, casi invisibles. No es la primera ni la Ăşltima vez que se notifica a una empresa o un particular una cita con la Justicia. Pero cuando esa notificaciĂłn llega la empresa ha quebrado y el particular ha cambiado de domicilio. Esas notificaciones pasan, nuevamente, a la carpeta de asuntos pendientes, ayudando a que la nave no salga de su encallamiento. ÂżCuánto durará la situaciĂłn? ÂżSaldrá alguna vez la Justicia sevillana de su punto muerto? Nadie, salvo algunos enturbiados en asuntos polĂticos a los que la lentitud judicial, inducida o involuntaria, les viene como una pajarita a un frac, lo desea. Y como siempre, conviene recordar que, un buen presupuesto, lo cura casi todo…
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