Álvaro Ybarra
Jóvenes andaluces sin horizonte laboral
Este drama de los jóvenes que se marchan para buscarse la vida es consecuencia directa del despilfarro de los fondos públicos para la formación y el empleo

Acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE) la Encuesta Cuatrienal de Estructura Salarial. Dicha encuesta revela algo que todos sospechábamos: los salarios de los jóvenes andaluces, que ya eran los más bajos de España, se han reducido un 21 por ciento entre 2010 y 2014. Si en 2010 un joven andaluz ganaba 830 euros de media al mes en catorce pagas durante 2014 su salario era de 715, trece puntos más de caída si la comparación se hace con la media salarial de todas las edades. Si se tiene en cuenta además que el 53, 5 por ciento de los menores de 25 años de Andalucía dados de alta como población activa está en paro podrán hacerse una idea de la magnitud del drama.
Los jóvenes andaluces cuando acaban su formación no sólo tienen muy difícil encontrar trabajo en su tierra sino que además si lo encuentran no tendrán la oportunidad de enmanciparse, salvo que sean ricos o decidan vivir de okupas en una comuna. Con los salarios actuales los menores de 25 años están condenados a sobrevivir. Y no es que los que tienen entre 25 y 34 años naden en la abundancia, pues el salario medio en Andalucía es de 1.334 euros al mes en catorce pagas.
Estos datos son la mejor radiografía de una comunidad, la andaluza, con cerca de medio millón de funcionarios, una administración mastodóntica (incluida la paralela), y una capacidad nula de gestionar adecuadamente el dinero que recibe para promover las políticas activas de empleo. Este drama de los jóvenes que se marchan para buscarse la vida es consecuencia directa del despilfarro de los fondos públicos para la formación y el empleo y de la inexistencia de una política real de fomento del emprendimiento. Sin embargo, apenas oirán en los foros públicos debates sobre esta sangría que empobrece a toda la sociedad. Los jóvenes andaluces carecen de horizonte laboral y los responsables de esta realidad decadente prefieren discutir de otros asuntos menos desagradables.
@aybarrapacheco