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Cardo máximo

Refugiados de aquí

Quizá porque los tenemos demasiado a mano que ya forman parte del paisaje y les dedicamos una mirada que ojalá fuera de conmiseración. Ni siquiera eso: los miramos con asco

Javier Rubio

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Sí, también son refugiados. Se refugian estos días de la lluvia, de la intemperie física y social en que los ha dejado la vida. Sí, unas veces porque ellos mismos eligieron la opción equivocada y otras porque los zarandearon, contra su voluntad, las circunstancias que ... el destino les puso por delante. Pero el resultado es el mismo: se refugian de la soledad y el vacío bajo las arcadas del mercado del Arenal, donde pasan la noche para no dormir al raso. Son refugiados de su propia exclusión, pero no hay ola de solidaridad que se vuelque con ellos. Quizá porque los tenemos demasiado a mano que ya forman parte del paisaje y les dedicamos una mirada que ojalá fuera de conmiseración. Ni siquiera eso: los miramos con asco. Porque vocean y tienen mal aspecto; porque zarandean y acosan a los transeúntes; porque orinan y defecan donde no deben; porque molestan a los conductores pordioseando una moneda y aguijonean nuestras relajadas conciencias que se creen a salvo de naufragios personales como los que los han llevado a la indigencia.

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