CARDO MÁXIMO

Lo importante

Escribo de aquello que es capaz de cambiar una vida,de lo extraordinario

Javier Rubio

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Sobre la mesa se han quedado los datos de fusiones de municipios en toda Europa con los que pretendía contarles el revés de la decisión de segregar El Palmar de Troya de Utrera. Pero se van a quedar ahí. Como los números apabullantes del verano turístico en Sevilla o la escandalosa formación del tribunal de oposiciones en la Facultad de Derecho. Todo eso se ha quedado en el cajón porque por medio se ha cruzado una conversación clarividente sobre un hecho de esos que alegran el día. Pero de verdad, de esa alegría honda que se lleva por dentro y que asoma, sin quererlo, a la cara por mucho que estén cayendo chuzos de punta. La felicidad que dan las cuestiones de verdad fundamentales y no ese trajín insulso diario en que nos afanamos de la ceca a la meca.

Escribo de lo importante, de aquello que es capaz de cambiar una vida, de esas circunstancias extraordinarias que de repente dan un giro a los planteamientos vitales y hacen ver que lo realmente decisivo no está donde solemos buscarlo. Todas esas bagatelas en las que basamos una felicidad impostada como una máscara de carnaval con la que nos hacemos pasar por contentos. Lo importante es justo lo que está debajo de los adornos. Lo importante es volver al trabajo una mañana al cabo de once meses y que tus compañeros te saluden con una ovación. En este ABC de ahora somos unos privilegiados. Por supuesto, porque ustedes nos leen y nos exigen hacerlo cada día mejor, pero también porque llevamos vividos en apenas mes y medio varios de esos reencuentros de los de llenarse los pulmones y contener las lágrimas. Compañeros que vuelven y traen consigo la experiencia de haber descubierto que lo realmente importante no son los premios periodísticos ni las exclusivas (y esta Casa puede exhibir una colección deslumbrante de ambos) con las que desvelar lo que otros preferirían que siguiera oculto.

Lo importante es verse querido y sentir que lo que nos pasa le importa a aquellas personas con las que coincidimos en nuestra vida. Lo importante es mirarse a los ojos y felicitarse por todo lo bueno que nos pasa alrededor. Incluida la enfermedad, por qué no. Porque los padecimientos -no importa si propios o de personas que estimamos- nos hacen enfocarnos a lo verdaderamente importante. Son como una escoba que barriera preocupaciones fútiles y arrinconara pensamientos estériles para sacarle brillo a lo que de verdad merece la pena.

Cada uno tiene que descubrir por sí mismo las cosas de importancia en su vida. Aquello por lo que merece la pena perder la vida. Así, literal porque sólo eso tiene valor. Sólo eso es digno de darle la importancia que, equivocados, le concedemos a tantas cosas que no valen nada. «He trabajado, he comido y he estado con los amigos, bendito sea Dios». Quien lo dijo, sin duda, ha descubierto lo importante.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación