Álvaro Ybarra Pacheco, director de ABC de Sevilla
El igualitarismo que nos faltaba
La Junta trata de inculcar en el alumnado la ideología de género y el igualitarismo con la vana pretensión de que así se erradica la violencia machista
Los principales sindicatos de enseñanza se han rebelado contra el II Plan Estratégico de Igualdad de Género en Andalucía propiciado por la Consejería de Educación. El plan es un compendio de reglas para erradicar el lenguaje supuestamente sexista que cuenta incluso con un aparato represivo denominado «Inspección Educativa» para soslayar el masculino del término inspectores. Además de incluir recomendaciones dignas de figurar en una antología del disparate la nueva norma trata de inculcar en el alumnado la ideología de género y el igualitarismo con la vana pretensión de que así se erradica la violencia machista y la desigualdad. La violencia machista y de todo signo se evita educando a los niños en valores humanitarios, de respeto a la dignidad de las personas y a la libertad individual. Y el igualitarismo no garantiza en absoluto la igualdad de oportunidades sino que hace tabla rasa del mérito, el esfuerzo y el afán de superación para igualar a todos por abajo.
Los sindicatos de profesores, ante el riesgo de ser sancionados si no aplican el plan, han subrayado además que el lenguaje que se pretende imponer desde la Junta entra en contradicción con las normas que dicta la Real Academia Española. La RAE, institución independiente y ejemplar, también ha puesto en solfa que se deba decir las personas becarias en lugar de los becarios o la coordinación en vez de los coordinadores. En el fondo la aspiración de sustituir la lucha de clases por la lucha de sexos es un intento inútil de buscar un sentido moderno al socialismo. Las personas tienen distintos sexos pero el único género es el humano. Como reconoce la RAE el lenguaje que intentan ahora subvertir mediante procedimientos de ingeniería social lo crea el pueblo desde abajo y no lo deciden los políticos desde arriba. Y además lo crea en base a unos criterios de economía y simplicidad, justo lo contrario de lo que intentan imponer los autores del plan. Por tanto todo este embrollo ideológico y burocrático está condenado al fracaso. Eso sí se financiará con dinero público, o sea, con los impuestos que pagamos los ciudadanos. Perdón, la ciudadanía.
Luego están asuntos tales como que la educación en algunas comunidades de España como la andaluza presente unas tasas de fracaso escolar que casi duplica la media europea. Pero eso no parece importarles demasiado a los artífices de este delirante intento de crear una Red Andaluza de Centros Igualitarios y Coeducativos, que no me digan que no suena bien. Sobre todo ahora que entramos de nuevo en vísperas electorales.
@aybarrapacheco