Guardar la viña
Los delincuentes de hoy hacen lo que quieren en nuestra viña
![Los robos en locales y casas están aumentando con la presencia de bandas organizadas](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2018/08/28/s/robo-ladron-casa-kHiE--620x349@abc.jpg)
LA gente, la gente normal, la gente que está harta de ver cómo le rompen su paz y sus propiedades; la gente que está cansada de denunciar, cien veces, y ve que la delincuencia —porque la ampara la ley— ni siquiera recibe una multa; esa gente que paga sus impuestos, que tiene que asegurarlo todo para, en caso de siniestro, poder recuperar parte de lo perdido; esa gente que ve cómo matan a un vecino, cómo a otro le roban el coche, cómo a otro le destrozan la casa, cómo a uno de sus hijos lo han atracado a la luz del día, impunemente; esa gente se está echando a la calle, a protestar en silencio o con gritos de pancartas, con gritos de basta ya o con lo que sea, a ver si es posible frenar la oleada de crímenes que van de asesinatos a robos, sin que quede libre ninguna modalidad de delito.
En otros tiempos, oía decir a algunos paisanos afectados de robos en su casa o en el campo, que saldrían a dar una vuelta, a ver si trincaban al que andaba por allí robando gallinas, o saltando corrales y llevándose aperos o ropa tendida. Aquellos paisanos decían que, como ni serenos ni guardias civiles podían vigilarlo todo, serían ellos quienes guardaran su viña, y si cogían al ladrón, aviado estaba éste, que no se iría del lugar sin una buena manta de palos. Y siempre, santa medicina. Los delincuentes de hoy hacen lo que quieren en nuestra viña: se llevan la uva, destrozan las cepas, tiran el sombrajo, queman lo que haya en el sombrajo y no les sirva, y si aparecemos por allí en el justo momento, nos meten en el lote de destrozos y si tienen que matarnos, nos matan. Y a por otro perrito piloto. Y como ya el miedo (al castigo) no guarda la viña, la gente, harta, cansada, desesperada, sale a la calle, a protestar, a pedir más seguridad o a imponerla. Ojo, que cuando los vecinos dicen vamos a guardar la viña, la guardan y puede ocurrir cualquier cosa, y no menor, y después reclame usted al maestro armero. Un hombre indefenso puede acobardarse, sí, pero como diga aquí estoy yo y se una a otros, no sabemos hasta dónde podemos llegar, que no es lo mismo que la Policía vea cómo roban un coche, que sea usted el que ve cómo le roban el suyo, cómo le rompen el escaparate de su tienda o cómo atracan a su hijo. Ojo, que cuando los vecinos se ponen el uniforme del «hasta aquí hemos llegado», la calle puede convertirse en una ciudad sin ley (casi como ahora) con sheriff que no pasan una. Y después, ¿de quién la culpa? De todos, sí, pero es que el dueño de la viña estaba en paz en su sombrajo, y al ver que se la destrozaban y nadie lo defendía, decidió defenderse por su cuenta. Como Rambo. Ojú, malo.