LA ALBERCA
El gran impuesto es Podemos
El sistema tributario populista es sencillo: más presión fiscal y menos urnas
En «Cuatro ensayos sobre la libertad», el filósofo judío Isaiah Berlin sostiene, siguiendo los asertos de Constant, Mill y Tocqueville, que «solamente los derechos, y no el poder, pueden ser considerados cómo absolutos». Pero en España esta evidencia está muy desmejorada porque, para el poder, todos los pensadores que la enuncian son unos fachas. Unos malditos liberales. Desde la más cruda ruindad moral e intelectual, Sánchez e Iglesias -tanto monta, monta tanto- han asaltado a los ciudadanos con una artimaña parlamentaria que es puramente politiquera, no política, y que ha privado al pueblo, su Gente, del primer derecho democrático: votar. Han montado un «cogobierno» populista a ritmo de Sabina: «Y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres». Y en las primeras horas de su idilio han acordado montar el Purgatorio Nacional en TVE para decretar la nueva Gran Redada contra los librepensadores, que son un peligro para la verdad suprema. La alianza romántica del sanchismo podemita está dispuesta a morir de amor en La Moncloa para salvarnos de la amenaza capitalista. Y nos van a subir los impuestos por nuestro bien. Aún no sabemos si el de los vehículos diésel se va a incrementar en el próximo ejercicio porque parece que el presidente y sus ministros deciden estas cosas en un grupo de Whatsapp, pero sí nos ha quedado claro ya que Pablo Iglesias le ha exigido a su títere que aumente la presión fiscal para poder pagar todas sus grandes medidas: subir el salario mínimo y las ayudas al desempleo. «Tenemos un sistema que cobra cada vez más impuestos al trabajo y subsidia el no trabajar», dijo Friedman. Otro facha.
Que Podemos considere rico a quienes cobran 60.000 euros al año es una proclamación grosera de su apuesta por la pobreza, así que no puede sorprendernos que su intención sea meterle la mano en el bolsillo a la clase media trabajadora para limitar sus derechos. Para ellos, lo único absoluto es el poder, no la libertad. Y desde ese autoritarismo que es inherente a su ideología, por mucho que intenten disfrazarse con máscaras democráticas, pretenden maniatar a la Gente con más tributos y menos urnas. Tienen poco tiempo, así que hay que actuar con urgencia.
Ese es el verdadero impuesto que nos va a subir Sánchez: el de su perpetuación a toda costa en el poder. Vamos a pagar la tasa del independentismo del PdeCat y ERC, la de Bildu, la del PNV y, sobre todo, la de Podemos. Pero el presidente seguirá cantando por Sabina: «Corre», dijo la tortuga; «atrévete», dijo el cobarde; «estoy de vuelta», dijo un tipo que nunca fue a ninguna parte; «sálvame», dijo el verdugo; «sé que has sido tú», dijo el culpable. «Soy insobornable», dijo un político vendido a sus enemigos a cambio del sillón. En España, ahora mismo, ningún derecho es absoluto. Vamos a tener que apretarnos el cinturón para pagar nuestra libertad. Porque el pensamiento y el voto, que ya llegará, están libres de impuestos.