TRIBUNA ABIERTA
Veinte años no es nada
Como periodista, Antonio de la Torre se distinguió por su honestidad. Era valiente, crítico y directo en el debate de las ideas, nunca en la descalificación gratuita y sesgada, como ahora
DICE el tango de Gardel que 20 años no es nada y que es un soplo la vida. Pero veinte años son muchos. Son 240 meses, 7.300 días y 1.043 semanas. Qué difícil es controlar el paso del tiempo. Cuando estamos felices pasa volando. Las rachas malas duran una eternidad. Un día descubres que los años se han ido como por arte de magia en la bendita rutina unas veces, y otras se han detenido en laberintos de problemas y decepciones. Esa magia que hace que la vida sea corta y larga a la vez.
El día 7 de abril de 2001, hace hoy 20 años, un sábado de Pasión de sol y cielo azul, murió de forma repentina, a los 46 años, el periodista Antonio de la Torre Simó, redactor jefe de este ABC de Sevilla, que ese mismo año hubiera cumplido sus bodas de plata en las tres letras. Lo tenía todo preparado para retransmitir por la web del periódico el pregón de Carlos Herrera, como en el 2000 había hecho por primera vez con el de Joaquín Caro Romero. Tenía su túnica lista para el Jueves Santo pero el Señor de Pasión llamó ese día a su lado a su celador del último tramo.
Antonio entró en ABC de Sevilla en 1976 como estudiante en prácticas y en su redacción hizo de todo, barrios, sucesos, tribunales, Ayuntamiento y cierre. Fue jefe de sección y redactor jefe de Sevilla y de Internet. Más de ABC que la grapa, el periodismo era su vida, su vocación. El oficio lo aprendió con grandes como Olmedo, Colón y el maestro Burgos, entre otros excelentes periodistas, y lo transmitió a los numerosos jóvenes que tuvo a su cargo como becarios y ahora son magníficos profesionales. Cuántos agobios y prisas, guasa y pitorreos en 25 años de redacción. Cuántos compañeros y amigos. Imposible nombrarlos a todos. Solo citaré a los inolvidables Manolo Ramírez y Fernando Carrasco, muy queridos y también fallecidos muy jóvenes.
Como periodista Antonio de la Torre se distinguió por su honestidad. Era valiente, crítico y directo en el debate de las ideas, nunca en la descalificación gratuita y sesgada, como ahora. Muy responsable, tenía un gran sentido del humor, ingrediente primordial en su día a día, junto a su ácida ternura y su bondad. Supo configurar estupendos equipos que cubrieron con sobresaliente la Expo 92, la boda de la Infanta Elena, con espectacular edición especial —ay aquellos móviles prehistóricos como ladrillos que tan gran papel tuvieron ese día— y la segunda visita del Papa a Sevilla. Donde mejor demostró sus dotes de organización fue en el traslado del viejo ABC de Cardenal Ilundain a la Cartuja. Durante meses el periódico se hizo en dos sedes y ni un día faltó a su cita con los sevillanos.
Estuvo en la avanzadilla del periodismo electrónico en Sevilla porque creía firmemente que internet era el futuro del periodismo. En 2002, la revista Cibersur le concedió una mención especial póstuma por su labor en la edición electrónica de ABC de Sevilla, pionera en la prensa digital andaluza. Durante diez años Cibersur incluyó en sus galardones a las mejores webs andaluzas el Premio Periodista Antonio de la Torre.
Antonio, qué de cosas han pasado desde que faltas. Cómo disfrutarías ahora que llevamos una ventana al mundo en el bolsillo. Una alegría: el periodismo digital del que fuiste abanderado es una realidad. La pena es que las noticias falsas son plaga y se ha devaluado la labor de los periodistas. Si antes el objetivo era «matar al mensajero», ahora el intrusismo es tan grande que cualquiera con un móvil cree que es periodista, y los insultos son moneda común. Se está olvidando, quizás con intención, que sin periodistas no hay democracia.
De nosotras poco te tengo que decir. Tú lo sabes todo porque siempre nos cuidas desde el cielo, y tu cariño y tu recuerdo vive en nuestros corazones. «Nadie muere del todo si el amor le sucede», escribió el poeta Braulio Ortiz Poole. Así que va ser verdad el tango ‘Volver’, el de 20 años no es nada, porque nuestro amor por ti sigue vivo y te nombramos continuamente. Una poeta que conoces muy bien expresa certeramente nuestros sentimientos:
«Ya ves, el mundo cambió mucho, también nosotras. Tu ausencia no, tu ausencia sigue intacta».