Pásalo
Hitler renacido
Hitler tenía una fecha y un territorio para renacer. Y lo ha hecho a la vista de todos

Hitler se ha reencarnado. Y no precisamente en aquellos ciudadanos que han sido vilipendiados de fascistas al uso. En el mapa del progrerío, tan barato y artificial como el que trazaron las potencias coloniales del XIX en África, si no eres un progre de manual ... eres un fascista que no mereces gastar el aire que respiramos. Se ha ajustado tanto el término para explotar los complejos sin fundamentos del centro derecha que hay miles y miles de fascistas que ya les hubiera gustado tenerlos Franco. Todo el que no piense según el catecismo oficial de la izquierda de progreso del tren expreso de la corrección política es un fascista. No un ciudadano librepensador. Un fascista. Y hasta hay elaborada una narrativa, al dictado de las exigencias del momento, de meter miedo con que viene el lobo, que el fascista está viviendo al lado de tu puerta, es tu vecino y debes convencerte de que es el demonio. Puro macartismo a la inversa...
Pero resulta que el lobo fascista ni era lobo ni era fascista. Y que si Europa paría un nuevo Hitler no nacería en Almería, ni en Murcia, ni en Guadalajara. Algunas réplicas nacieron por Cataluña y las Vascongadas. Pero son Hitler de llaveros, nazionalistas a los que se les puede comprar y apaciguar por temporadas, como Yugurta, el rey númida, compraba a los senadores romanos que iban hasta su reino a cantarles las cuarenta. Yugurta les daba más oro y más pringue. Y todos callados. Hitler tenía una fecha y un lugar para renacer. Y lo hizo sin ocultarse, dando la cara y hablando muy alto para que nos enteráramos. Se formó en los sótanos tenebrosos del KGB, se ha reinventado como el libertador de su pueblo para devolver a Rusia los límites geográficos de su pasado soviético, se ha descubierto como un implacable enemigo de las libertades y cada vez que quiere se pasa el Derecho Internacional por debajo de la próstata. Desde el año 2000 ha ganado nuevos territorios para su sueño de rey estepario: Crimea, Transnistria, Osetia del Sur y Abjasia. Todo ello a la vista del mundo, que se empeñaba en llamar fascista al que no era progre y en mirar para otro lado cuando veía al Hitler renacido masacrar Crimea.
Sobresaltados y compungidos todos cantamos hoy el 'Imagine' y decimos 'No a la guerra' y '¡No a la OTAN!' Pero en las confortables y alejadas plazas de nuestras ciudades. No en la Roja de Moscú. Los demócratas de toda la vida son convencidos pacifistas, militantes del buenismo y cándidas criaturitas que piensan que nuestro bienestar y nuestra democracia se defienden con consignas de patio de butaca de la entrega de los Goyas. O nos las defienden otros, como hicieron los ingleses en la Segunda Guerra Mundial. Nuestro deber es gozarlas. No defenderlas. Que la defiendan otros que bastante arriesgamos con llamar tirano a Putin. ¿Cuántos de esos negacionistas de la OTAN están por marchar hasta Kiev a tirar cócteles molotov? Nuevamente Europa tiene un Hitler y miles de Neville Chamberlaine abrazados a la política de apaciguamiento. Recordemos a Churchill y desoxidemos nuestra ingenuidad porque, si China desembarca en Taiwan y Putin en las repúblicas bálticas, la fiesta puede ser inolvidable… El nuevo orden está llegando.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete