Hazte premium Hazte premium

PÁSALO

Frijoles a la romana

El Vaticano estaba convencido de que bien valía la misa mexicana

Félix Machuca

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Que el Papa Bergoglio pida perdón por lo que considera pecados que no contribuyeron a la evangelización de Nueva España (la actual México) entra absolutamente dentro de su ámbito jurisdiccional. Es materia eclesial. Y se refiere a los excesos que la Iglesia alentara, prodigara, instigara, ... colaborara y multiplicara en su colaboración con el brazo político de la Corona castellana. Está en su perfecto derecho. Como si le da por acordarse y pedir perdón por las barbaridades que hay detrás de la Banca Vaticana o de las relaciones chirriantes con algunas redes terminales del submundo napolitano. Bergoglio es un Papa distinto. De estos tiempos. Donde estás obligado a pedir perdón por todo lo que todo el mundo ha hecho cuando ha sido, alguna vez en su historia, potencia mundial. Solo que en ese juicio universal da la sensación de que siempre se condena al mismo reo. Tenochtitlán fue un campo de exterminio para muchas tribus mesoamericanas sometidas a su implacable dominio imperial. La obsidiana filosa de los cuchillos de los sacerdotes aztecas abría el pecho de los oferentes a la fuerza para entregarles, por ejemplo, al dios de la lluvia su corazón palpitante. ¿Nadie, durante la celebración de los doscientos años de la independencia de la gran nación mexicana, se va a acordar de los masacrados totonacas y tlaxcaltecas por la implacable mano del señor de Tenochtitlán, a quien tanto admira López Obrador?

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación