Alborotando desde el banquillo
La política es un juego que siempre ganan seis diputados del PNV
En el mundo del fútbol, los suplentes que chupan banquillo más que les pese, suelen aprovechar los lances más iracundos de un partido para saltar de la banca y hacerse notar con sus protestas, sumando bronca a la que haya formada en el campo. ¿Qué ... consiguen con esto? Hacerse notar y dejarse ver ante la afición como gente comprometida hasta las cachas, con el escudo del club como bandera a defender por encima de todo y, con suerte, rapiñear una foto en los medios que consagre su fidelidad guerrera ante sus seguidores. Algo de esto le ha pasado a la actual jefa de la oposición parlamentaria en Andalucía, la otrora presidenta de la Junta Susana Díaz. A Susana, tras una elogiable actitud de apoyo institucional al gobierno de Moreno Bonilla, le ha llegado su momento alboroto. Tiene que hacerse notar, dejarse ver y declarar ante el mundo que sigue existiendo, que está aquí y que los banquillos políticos son muy similares a los del fútbol para saltar del mismo y meter bulla. Ha aprovechado la cacicada perpetrada contra Málaga y Granada en el pase a la fase 1 de la desescalada para chillar un poquito. Pero no contra su jefe y presidente de gobierno, el señor Sánchez, que es contra quien debería haber chillado. Sino contra Moreno Bonilla que, a fin de cuentas, es el que ha ejercido como andaluz y presidente de todos los andaluces, reclamando a Madrid que explique los criterios seguidos por los expertos para dejar fuera, de forma tan caprichosa como obtusa, a las dos provincias andaluzas.
Otro presidente, este valenciano, el señor Ximo Puig, no ha tenido inconveniente alguno en protestarle a Sánchez por dejar a la comunidad valenciana fuera de la primera fase. Puig, que se sepa, no es de Vox. Es tan socialista como Susana. Pero no ha tenido empacho alguno en dirigirse a Madrid y cuestionar los criterios de selección del equipo de su jefe para la desescalada que, en el caso de su comunidad, quedó peor parada que Andalucía. El alboroto de Susana no es que merezca muchos cosquis ni tarjeta de color alguna. Es una falta leve que quizás agranda la sombra impostada de su banquillo teatral por culpa del ejemplo de su compañero valenciano. No es Moreno Bonilla el que perjudica la reputación turística de Andalucía exigiendo a los sabios capitalinos que aclaren los criterios que baraja para decidir quién se queda fuera o dentro de cada fase. Es Sánchez quien, según le aprieten las costuras de los acuerdos alcanzados con sus socios de gobierno, te mancha la reputación de un sector del que vive buena parte de Andalucía. Y todo por agradar…
¿Qué criterios siguen los sabios de don Simón para entrar en el club de la desescalada? ¿Científicos o políticos? Hay preguntas que son ofensas a la sobriedad. En España, la política es un juego donde participan muchos, pero que siempre ganan seis diputados del PNV. Los seis diputados peneuvistas son los que han decidido que su terruño pase la primera fase de la escalada, con números la mar de dudosos y la graciosa concesión de poder pasar de una provincia a la otra. Seis diputados del PNV tienen mucha fuerza. Mandan más que un congreso de epidemiólogos. Y conforman en sí mismos el verdadero comité de expertos del gobierno para la pandemia. Y son esos deis diputados por la vía del acuerdo y del pacto los que le dicen a Sánchez, a Iglesias, a Illa y a Simón el mago lo que hay que hacer y decidir. ¿Ciencia o política? Más claro, el agua. Así que me uno a la bronca autonómica por tanta desfachatez y harto del precio que, en todo orden, tenemos que pagar los españoles de segunda, estatus este que conocemos muy bien en Andalucía. Recordándole a Susana que ha desaprovechado una magnífica ocasión para alborotar de verdad de la buena, como andaluza que es, desde el banquillo de su pretendido andalucismo, cosa que cada día parece sentir en una razonable dosis de sentimentalidad política el señor Moreno Bonilla. No hay otra forma de darle la vuelta a este calcetín. Hasta entonces, la política española será lo dicho: un juego que practican millones de españoles y ganan siempre seis diputados del PNV…
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