Álvaro Ybarra

A ésta es

Rafa Serna salió ayer a escena con el arrojo de un novillero y, a la voz de a ésta es, sacó el primer paso a las calles de Sevilla

Rafa Serna, apasionado, abre los brazos al patio de butacas del Teatro de la Maestranza J. M. SERRANO

No soy muy aficionado al género de los pregones de Semana Santa pero he de admitir que el de ayer de Rafa Serna me enganchó de principio a fin. Aunque ya digo que soy lego en la materia siempre he sentido admiración por los que se suben al atril del Teatro Maestranza y, ante un público propenso a despellejar vivo al orador de turno, son capaces de evocar las emociones más íntimas que les suscita la inminencia de la Semana de Pasión en Sevilla. Me imagino que su ánimo antes de dirigirse al atril debe asemejarse al de los toreros que hacen el paseíllo en la Plaza de Toros de Sevilla el Domingo de Resurrección.

Rafa Serna salió ayer a escena con el arrojo de un novillero y, a la voz de a ésta es, sacó el primer paso a las calles de la ciudad con una cadencia de palabras escogidas que puso en ebullición el ánimo del respetable. Cuando se habla desde el corazón, como ayer hizo el pregonero, la emoción se contagia y es imposible sustraerse a evocaciones tan bellas y tan profundas. Gran conocedor de nuestra Semana Mayor, macareno y militante de Sevilla, Rafa Serna hizo un pregón sobresaliente en la forma y en el fondo, despacioso y sentido, y con el atrevimiento justo de introducir la música de Manolo Marvizón como fondo musical a sus hermosos versos.

Pero además de sentimiento y poesía popular el pregonero no eludió las críticas a los de fuera y a los de dentro, aunque en ambos casos utilizó la respuesta del perdón, que es la respuesta del buen cristiano, antes de enjuiciarlos. Don Juan José Asenjo le había aconsejado que tuviera siempre presente a Dios en su pregón y Rafa Serna no lo olvidó en ningún momento. El aliento divino estuvo siempre presente en los versos, en la forma de proclamar la grandeza de la Semana Santa de Sevilla, de recrearse en la belleza de sus imágenes, en el recuerdo permanente a su padre, en la forma de dirigirse al Señor de Sevilla y de poner a dialogar a los armados con el Señor de la Sentencia. Rafa Serna tuvo el detalle de acordarse de nuestro compañero del alma Fernando Carrasco y del capataz Antonio León. También dedicó un pasaje a Pepe Moreno y el pregón entero a su padre, algo que le honra como hijo y como cristiano. En fin, que no se puede anunciar mejor la Semana Santa de Sevilla. A ésta es, Rafa Serna. Enhorabuena, pregonero.

@aybarrapacheco

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