Ay, España

Miedo me da esto, España. El ascenso de separatistas que quieren destrozarte con el apoyo de los inútiles

Pedro Sánchez, tras ganar la moción de censura Jaime García
Antonio García Barbeito

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Ni de un lado ni de otro; todo el que se te acerca, te miente, promete hacer esto y lo otro, no unirse a esos ni a aquellos, y cuando cogen el mando, pumba, se comen lo que les pongan. Se lo comen todo, les cabe todo. Ay, España, qué pena. La guapa del paseo, tú, tiene que distinguir entre las miradas de unos y las miradas de otros, piropos, insinuaciones, juramentos, de todo. Y por mucho que afine, por mucho que crea que ha acertado, se equivoca, no por ti, se equivoca porque no puede creer que la rodeen tantas mentiras. Y ahí estás tú, España, pretendida, novia o esposa de gente que ayer te decía una cosa y hoy te dice otra. Porque conviene. No tienen pudor, o eso parece. No tienen vergüenza, o eso parece. Que muchos de los que ayer decían que por ahí no pasaban, han pasado, aunque sea por un aro y el aro esté ardiendo.

Ay, España. ¿Quieres ver vídeos de lo que ayer decía el que hoy, con tal de llegar a la Moncloa, se traga millones de palabras y, sin dar explicaciones, calla y acata, y sin que se le caiga de vergüenza la cara, dice lo que dice? Existen los vídeos, menos mal, y por los vídeos podemos saber lo que Sánchez decía de Podemos, del populismo, el mismo al que ahora dará juego, seguro. Miedo me da todo, España. Unos no dieron el paso atrás y a otros no les avergüenza darlo adelante. Unos callan y esperan elecciones que creen que les traerán la victoria, y otros, con la Cueva de Alí Babá que tenían dentro del partido, siguen hablando de honradez y de transparencia. Ay, España. La bilis de algunos de los que se van sólo tiene parecido con el estómago de algunos de los que llegan. ¿Dónde tus hombres de Estado, España? Aquí, sí, cierto, absolutamente cierto: «Cualquiera tiempo pasado / fue mejor.» Ay, España. Si la copla dice «Qué dedito me corto / que no me duela», yo te pregunto qué español ponemos para gestionarte que no nos dé disgustos, no mienta sin pudor, aguante carros y carretas y, en fin, con tal de no engañarte, sufra lo que haya que sufrir. Una vergüenza, España. ¿En qué manos vas a estar, que no empeoren la situación? ¿Qué esperan algunos que, en minoría, sólo sueñan un Frente Popular y venganzas, y vuelta atrás, y lo que no quiere nadie con sentido común? Ay, España. Hace unos días te preguntaba dónde encontraríamos un español capaz de llevarte por el buen camino, hoy te pregunto dónde habrá un español, entre esos españoles del Congreso, que no te quiera para emputecerte y cobrar la comisión correspondiente. Miedo me da esto, España. El ascenso de separatistas que quieren destrozarte con el apoyo de los inútiles. A ver qué tiempos nos esperan. Ay, España.

antoniogbarbeito@gmail.com

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