Editorial
Comienza la batalla en el PSOE-A
Pedro Sánchez ha forzado el adelanto de unas primarias en las que Susana Díaz intentará utilizar a su favor el fracaso del partido en Madrid. El PSOE andaluz vuelve a la convulsión

La tensión que desde hace meses vive el PSOE andaluz dejó ayer de ser soterrada para saltar al primer plano de la actualidad política. La celebración de sendas reuniones de las ejecutivas regional y federal implicó ‘de facto’ la apertura oficial de hostilidades entre el ... socialismo andaluz, cuyo control intenta mantener Susana Díaz, y el aparato de Pedro Sánchez, que pretende eliminar de forma definitiva a la expresidenta andaluza y sustituirla por el alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Es el enésimo y previsiblemente definitivo pulso entre dos dirigentes que llevan años desgastando al PSOE en un duelo personalista.
Ferraz lleva tiempo preparando una alternativa en Andalucía, concretada finalmente en la figura de Juan Espadas. Tras meses de movimientos previos entre bambalinas, Sánchez decidió el miércoles empezar el ataque y ordenó el adelanto de las primarias en esa comunidad con el objetivo de apartar definitivamente a la todavía secretaria general. El presidente del Gobierno nunca perdonó a Díaz que compitiera con él para dirigir el partido, y menos aún que fuese la principal muñidora de su defenestración en 2016. Después de que Juan Manuel Moreno consiguiese para el PP la presidencia de la Junta andaluza por primera vez en 35 años, Díaz quedó en una posición desairada e incómoda, y Sánchez premeditó una venganza lenta pero inexorable. No quiere a Díaz al frente del socialismo andaluz.
Susana Díaz había visto en las últimas semanas cómo numerosos dirigentes cambiaban de bando y se manifestaban partidarios del adelanto de unas primarias que debían ser el punto de partida de la renovación del PSOE. Su posición era cada vez más delicada, pero el histórico varapalo sufrido por los socialistas en Madrid le ofrece ahora una oportunidad de revalorización, presentándose ante la militancia como la salvaguarda del PSOE ‘clásico’ frente a la desastrosa estrategia diseñada por Moncloa en Madrid, que condujo a Gabilondo a un fracaso sin paliativos. La reaparición de Díaz fue ayer elocuente: Sánchez ni siquiera la atiende por teléfono, y ha impuesto las primarias con tantas prisas que ni siquiera hay previstos comicios andaluces en el horizonte. Lo que va a ponerse a prueba es el poder interno de Sánchez después de una abultada derrota electoral, y es de suponer que ella no se presentaría si no creyese tener apoyos suficientes como para ofrecer resistencia. El hipotético adiós de Díaz no va a ser fácil de manejar para Sánchez cuando es el propio PSOE nacional el que, ‘sotto voce’, ha empezado a reprocharle algunas decisiones. Principalmente, el diseño de la campaña madrileña, pero también, esa obsesiva tendencia a la propaganda y la demagogia en plena recesión económica.
Las primarias de Andalucía abren un nuevo capítulo en la agitada historia reciente del PSOE, que en los últimos años encadena conflictos internos y una peligrosa tendencia a la baja en las urnas. Los resultados del partido socialista en Galicia y el País Vasco fueron malos, y los de Madrid, pésimos. Solo en Cataluña, Salvador Illa logró un resultado exitoso, pero irrelevante para gobernar. En este pulso Sánchez cuenta con la ventaja del control del proceso desde Ferraz, y es de sobra conocido que la letra pequeña de las primarias siempre ofrece las lagunas ocultas para que un líder nacional se imponga de modo autoritario. A favor de Díaz está la fidelidad de parte del aparato andaluz y el conocimiento de las cocinas del socialismo andaluz. El duelo está servido.
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