Álvaro Ybarra
Dragar o morir
El proyecto de dragado es la única vía que evitará que el Puerto de Sevilla languidezca y muera
«Dragar o morir». Tomo prestada la frase al presidente de los empresarios sevillanos, Miguel Rus, para resumir el futuro que le espera al Puerto de Sevilla, una instalación logística clave para el desarrollo económico de la metrópolis hispalense. Esta semana la plataforma «Sevilla por su Puerto», integrada por la Cámara de Comercio, la CES y los sindicatos CC.OO. y UGT, ha vuelto a hacer un llamamiento a las autoridades competentes. El mensaje es claro y rotundo: o se activa lo antes posible el dragado de profundización del río para garantizar su navegabilidad o pasará lo mismo que con el Metro. Es decir pasarán los años y cuando terminen de ponerse de acuerdo no habrá dinero para acometer la obra. El proyecto de dragado, que persigue incrementar el calado en algunos puntos del canal de navegación para permitir el tráfico de buques de mayor tonelaje, es la única vía que evitará que el Puerto de Sevilla languidezca y muera, con todas las consecuencias socioeconómicas que ello traería consigo.
La actual Autoridad Portuaria, desempeñada por el socialista cordobés Manuel Gracia, lo tiene claro: hay que desarrollar fórmulas que permitan realizar el dragado con todas las garantías medioambientales, desde el respeto a los intereses generales. La protección de Doñana y del cultivo del arroz son los dos grandes frentes que impiden avanzar en el dragado. En la actualidad cuatro equipos de investigadores de universidades andaluzas estudian sobre la verdadera situación del río, el impacto del dragado y las soluciones que podrían hacer viable el proyecto. Hasta finales de 2017 no estarán concluidos los estudios, que podrían desmentir algunos falsos mitos y dejar al descubierto los intereses que laten tras la oposición al dragado.
El canal navegable del Guadalquivir es considerado una vía de transporte estratégica por la Unión Europea, que lo ha incluido en la Red de Transporte de Importancia Europea (TENT). La creación de la zona franca, su privilegiada ubicación, la nueva esclusa, y los proyectos industriales que se están desarrollando en sus 850 hectáreas de superficie evidencian que el puerto puede convertirse en un factor clave para el desarrollo socioeconómico de la ciudad. Sin embargo, el desconocimiento generalizado sobre sus posibilidades, el tradicional pasotismo de los sevillanos y la oposición frontal del ecologismo militante han imposibilitado por el momento armonizar los diferentes intereses y avanzar antes de que sea demasiado tarde.
@aybarrapacheco