Manuel Ángel Martín - ECONOMISTA EN EL TEJADO
Dimisiones blancas
Nuestra profesión es vocacional y de prestigio, e incluyo a los sanitarios de cualquier nivel y formación
«¿QUE si se van a producir más dimisiones? Me parece que sí. Yo creo que las de los altos cargos del Servicio Andaluz de Salud no son satisfactorias ni tampoco comprensibles. Se producen porque la protesta las ha pedido, pero no porque se deba a unos hechos imputables a ellos en exclusiva y no a otros con responsabilidad “in vigilando”, “in planificando” o “in designando”, tú ya me entiendes. Dimitir o cesar funciona como fusible que evita un mayor deterioro en muchos casos, pero pocas veces cuando es una decisión arrancada sin razones explicadas, porque entonces testimonia debilidad y anima a pedir más. Aquí somos mucho de aquello que le gritaban a Alfonso XIII de “no se ha ido, que le hemos barrido, no se ha marchao que le hemos echao”. Resulta que si se tienen argumentos lo mejor es resistir; y negociar, pero que no rueden cabezas. Y si la Junta no espabila, rodarán más. Con estos gestos de apaciguamiento, buenismo y comprensión envueltos en el mantra cansino de “sanidad pública y de calidad”, se alimenta la sospecha de que, una vez más, se intenta dar largas y esperar a que escampe. Ya se cansarán. O no se cansarán, o al menos no se sabe cuándo ni a qué coste político. Y lo que dice este hombre es lo que se escucha en el bar de cualquier hospital de Andalucía. Mayores exigencias laborales y salariales al personal, decisiones injustificadas o erróneas, politización de la gestión, clientelismo que privilegia a algunos. La diferencia está en que yo te lo cuento delante de un café y una tostada, y Spiriman lo hace delante de una audiencia incalculable y cabreada. Dos detalles: uno, ha prendido inicialmente la chispa en Granada, provincia que se siente degradada y mal tratada; dos, ha cimentado su protesta en un hecho concreto e inteligible: “queremos dos hospitales completos”. Nuestra profesión es vocacional y de prestigio, e incluyo a los sanitarios de cualquier nivel y formación. Todas las encuestas señalan el aprecio de la sociedad y la valoración positiva. Nosotros curamos a la gente, que luego olvida las incomodidades “hosteleras” y recuerda la solicitud de quienes les han cuidado. Pero también los pacientes se aburren entre listas de espera y protocolos, y acaban pagando un seguro privado o buscándose un enchufe que les privilegie en el laberinto sanitario público.
»Se sigue alimentando políticamente el enfrentamiento entre “la pública” y “la privada”, a pesar de que sepan convivir, pero ya te digo que la sanidad pública cada vez es más cara: cobertura, tecnología, medicalización envejecimiento, exigencias sociales y políticas. Aquí, en España, y en toda Europa. Un pozo sin fondo en los presupuestos públicos. Si además se gestiona mal, ni te cuento. Pero eso lo dejamos para otro día, que me está vibrando el móvil». (PS: Personaje múltiple y ficticio. Los hechos sí se parecen algo a la realidad).
@eneltejado