Álvaro Ybarra
El desapego de la política
Deberíamos exigir a nuestros políticos que salgan de la burbuja en la que muchos permanecen aislados y sean conscientes de la realidad
![Juan Bueno y Virginia Pérez comparten mesa en una reunión del comité de campaña del PP](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2016/07/18/s/bueno-perez-comite-ktwD--620x349@abc.jpg)
Uno de los mayores riesgos de la democracia es el desapego creciente entre la clase dirigente y los ciudadanos. Los populismos que brotan en Europa como Podemos en España son en buena parte consecuencia de este distanciamiento. Como escribía ayer Bieito Rubido «estamos instalados en la creencia de que las buenas calidades democráticas serán para siempre, pero la democracia, como el amor, hay que trabajársela a diario».
Deberíamos entre todos exigir a nuestros políticos que salgan de la burbuja en la que muchos permanecen aislados y sean plenamente conscientes de la realidad de sus representados, de los problemas cotidianos de las personas. Pero muchos de los dirigentes actuales carecen de la formación y la experiencia necesarias para adquirir esta conciencia. En la Transición la mayor parte de la gente que se dedicaba a la política eran reconocidos profesionales que entraban con la ambición legítima de poder y el afán de servir a una causa en la que creían. Con el paso de los años la mayoría de los que hacen carrera política en España han crecido en los aparatos de los partidos y ni siquiera han trabajado fuera de la vida pública. Son, por definirlo de algún modo, profesionales de la política que aspiran lisa y llanamente a vivir de ella.
Los grandes partidos españoles le han visto las orejas al lobo tras la crisis del bipartidismo y se han apuntado a la regeneración como instrumento para superar ese desencanto creciente de los ciudadanos, ese hartazgo imparable. Espero que se lo tomen en serio. Los próximos congresos de PP y PSOE serán el escenario en el que deben mostrar con hechos concretos sus propósitos de regeneración. En Sevilla esta semana hemos asistido con asombro al sainete protagonizado por la secretaria provincial del PP, Virginia Pérez, ejemplo de política de aparato sin formación ni experiencia laboral. La ya ex-secretaria ha intentado dar un golpe de mano en el partido con el apoyo de unos cuantos irresponsables con el único afán de quitar a unos para ponerse ellos. Las ideas y los proyectos de futuro en este caso brillan por su ausencia. Pese a ello y con la mayor desfachatez han realizado esta frustrada intentona del clásico «apuñalamiento por la espalda» en nombre de la «regeneración» del PP. Si éstos son los que tienen que superar el desapego de la gente con las instituciones democráticas, apaga y vámonos.