Crema catalana
Los que han rechazado a Iceta para mantener el conflicto son ellos, los indepes, y no los demócratas que creen en una España abierta y tolerante
Creían que eran la crème de la crème. Y lo siguen creyendo. Del Ebro para abajo, el sur africano y decadente de los hombres que no están hechos del todo, que estamos sin acabar, como escribió Pujol en su día. Del Ebro hacia arriba, la ... Europa que no limitaba con los Pirineos, sino con esa España zarrapastrosa que vivía de la caridad que ellos practicaban con aquellos tipos que escupían en las tabernas, mataban toros en las plazas y saludaban con el brazo en alto a un general bajito. Ellos eran diferentes, claro. Más altos, más guapos, más sanos, más cultos. Y más ricos.
Durante los años 60 y 70, la prosperidad iba acompañada de un brillo cultural que aportaban los charnegos y los sudamericanos del boom. Se apropiaron de aquel florecimiento literario y artístico. Barcelona olía a novela experimental y a pintura vanguardista, a glamour y a burbuja cava. Nosotros seguíamos con el botijo y el flamenco, con el refajo y el borrico. La caricatura cuajó, y desde entonces no se han bajado del coche que le servía a Gil de Biedma para que sus padres recorrieran aquellos suburbios habitados por los pijoapartes de Marsé -arquetipo del charnego julandrón- que un día serían los dueños de la ciudad de los prodigios. La realidad, más prosaica, parió a Rufián. Y así hasta hoy.
Se quejan en el PSOE del veto que ha sufrido Iceta en su Cataluña abierta y tolerante, nada que ver con el Madrid de los carniceros que desangran toros en Las Ventas. La pregunta sigue sin resolverse. ¿Por qué enalteció y sigue enalteciendo la izquierda española al nacionalismo más reaccionario? ¿No se dan cuenta de que Iceta es lo contrario de lo que ellos quieren? Prefieren en la Presidencia del Senado a un madrileñí, a un castellano, a un manchego, a un andaluz del PER y del ERE para echarles la culpa de todo. No quieren pactar, ni hablar, ni dialogar, ni consensuar nada. ¿Todavía no se han dado cuenta? ¿Es preciso que les maten a otro Ernest Lluch, que postulaba la apertura y el diálogo, para que se les abran los ojos?
La crema catalana, ese mejunje formado por la burguesía que está en el taco y por los tacos que profieren los groseros del independentismo más recalcitrante, no soporta a los apóstoles del diálogo porque se cargan su argumentario guerracivilista. La ETA de Ternera, ese héroe para el tal Eguiguren condenado por maltrato que también maltrata la ética y el idioma, mató a Lluch precisamente por eso. Quieren enemigos enfrente, no adversarios con los que se pueda llegar a un acuerdo. Pero la culpa no es de ellos, sino de la derecha del trifachito, como dicen los voceros y las voceras del mester de progresía. A ver, criaturitas progres: que los que han rechazado a Iceta para mantener el conflicto son ellos, los indepes, y no los demócratas que creen -o creemos- en una España abierta y tolerante, solidaria y compartida. Pero eso no se le puede explicar a quien proclama que el nacionalismo es progresista, y que la igualdad es rancia. Con su pan se lo coman. Y con su Ternera, ese héroe que defendía los derechos humanos después de soplar el humo que dejaba la pistola.
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