LA TRIBU
Copiones
Dos ministros socialistas, con el rabo entre las patas, han salido de su cargo por copiones o por falta de pago en cuentas de Hacienda
Dice la voz de la calle que el que la copia, la mama. No sé si será verdad, porque algunos hacen caja con eso de fusilarle un folio o cientos de páginas al que ya hizo el trabajo, y con esa gran ventaja del corto y pego famoso, se aprovechan los barandas para abrir algunas puertas o para ocupar peanas de altos cargos que les dejen una sustanciosa pasta. Aquí, el que no corre, vuela, si se trata de copiarla; o se hacen dueños de un máster que un cercano les regala, y van ellos roneando -o ellas, que haberlas, haylas- de títulos conseguidos con dinero o por la cara, o bien copiando de otro, y ole mis cojones, paisa.
Cuando yo era un escolar, las cuentas me horrorizaban. La aritmética no era mi querencia en la pizarra. Y en vez de llevarme horas y más horas con las cábalas, le decía al compañero que compartía mi banca, que me dejara sus cuentas. Y, claro, se las copiaba. Todo muy bien, de momento. Hasta que un día -qué rabia- el maestro me pilló y me puso treinta planas de castigo, y, además, con su hermosísima palma, veinte golpes en el culo que me dejaron las cachas moraditas como lirios y ardiendo. Solté de lágrimas… No aprendí a multiplicar, pero aprendí a no copiarla. Qué mala suerte la mía, lo que ayer no perdonaban hoy lo bendicen a coro y, no conformes, lo enmarcan. Máster en yo no sé qué, tesis de quinientas páginas, y empiezan a salir fallos en cuanto una mano escarba: tú no has hecho ningún máster, tú lo que has hecho es copiarla. Dos ministros socialistas, con el rabo entre las patas, han salido de su cargo por copiones o por falta de pago en cuentas de Hacienda, ay, doscientas mil de ala. Tiritando bajo el polvo, con el miedo en las entrañas, están másteres y tesis, en esta hora de España. Que sobre la mesa pongan los títulos de que hablan, y que se meta la criba en todas, todas las páginas, y que se vea si es verdad o si todo es una farsa, títulos muy rimbombantes que lucen muchos barandas. A demostrar sin tapujos lo que la verdad reclama. Y a reconocer si hubo un negro de mano blanca que escribió folios y folios en el título de marras. Corto y pego, miro y copio, el deporte de la patria. No hubo en toda la historia copistas con tanta fama, como estos que se dieron a copiar tesis muy largas, o a rellenar unos másteres de quien nunca pisó un aula. Han cogido a su capricho lo de estudiar a distancia, y a distancia no es que estudien: fusilan, copian, machacan. Dice la voz de la calle que el que la copia, la mama. Pero sé de algunos listos que han copiado hasta las trancas y están viviendo del cuento-al año, catorce pagas- a costa del presupuesto. Y, aunque es triste, no la maman.