COMENTARIOS REALES
Coetzee extraterritorial
La lengua de Cervantes ha fichado al más galáctico de todos los galácticos: el Premio Nobel surafricano J.M. Coetzee
Puestos a buscar una noticia positiva en una semana tan nefasta que prefigura tiempos de enconada crispación y desasosiego, para mí hubo un hecho sobresaliente la semana pasada. A saber, la publicación de los «Siete cuentos morales» (Literatura Random House y El Hilo de Ariadna) del surafricano John Maxwell Coetzee, pues en esta obra el gran Premio Nobel vivo de habla inglesa ha elegido nuestro idioma, tal como Conrad dejó el polaco por el inglés o Samuel Beckett abandonó el inglés por el francés. Si Coetzee se convirtiera en un escritor extraterritorial en español, la lengua de Cervantes habrá fichado al más galáctico de todos los galácticos.
Coetzee es el más grande escritor de habla inglesa —a una distancia sideral de todos los demás—, pues no sólo es un novelista excepcional sino un ensayista extraordinario. Y que conste que antes de recibir el Premio Nobel de Literatura en 2003, ya Javier Marías lo había proclamado Duque de Redonda en 2001 y Mario Vargas Llosa lo había elogiado en «¡Cuidado con Elizabeth Costello!» (El País, 23.06.2002). Es decir, que la Academia Sueca consagró a un escritor que ya era admirado por escritores. Remito a los interesados a cualquiera de sus libros de ficción o ensayo para que disfruten de la obra de un genuino clásico vivo. Por eso su apuesta por el español puede tener beneficios exponenciales para los hispanohablantes.
Me ha dolido muchísimo no estar esta semana en España, porque sin duda habría ido a escuchar a Coetzee en Madrid y en Granada, pero me queda el consuelo de saber que ahora Coetzee pasa más tiempo en América Latina. De hecho, le conocí en Santiago de Chile y luego hemos coincidido de nuevo en Guadalajara y Bogotá. Ya en 2013 acudió a la FILBO colombiana de la mano de su actual editora y traductora argentina, aunque todavía no se arrancaba a hablar en castellano y las ocasiones que charlamos lo hicimos en inglés. Sin embargo, en su presentación pública anunció su deseo de dominar el español y declaró su admiración hacia Borges y García Márquez. Al parecer, en cinco años no sólo ha conseguido su objetivo, sino que argumenta su elección de forma rotunda: «El peligro de que el inglés se convierta en un idioma global es que las opiniones que ese idioma tiene sobre el mundo también lo serán, y eso no es en absoluto bueno». Leer esta frase en Holanda, donde tengo que emplear el inglés para todo, me resulta conmovedor.
Coetzee se ha instalado en Buenos Aires, al igual que el filósofo esloveno Slavoj Zizek. Si ambos terminan convertidos en autores extraterritoriales en español, el efecto bienhechor sería inimaginable.