Avisados

Aquí parece que no hay nada como superar al otro en voces, insultos o armas, aunque éstas no sean ni blancas ni de fuego

Antonio García Barbeito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Estamos ya como los toros avisados, que, en este caso por toreados, no pierden detalle de cuanto se mueve en el ruedo. Esto, que dificulta la lidia de los bravos, en el caso de las personas favorece que casi todo lo que sucede vaya pasando página con mucha rapidez. Es cuestión de agrandar la distracción, es cosa de hacer más ruido, enseñar más trapo, dar más grande la voz, para que lo anterior vaya empequeñeciéndose y, por lo tanto, perdiendo importancia. Es una variante del «y tú, más». Como si recitáramos nuevos pecados capitales: «contra máster, tesis; contra tesis, plagio; contra plagio, amago de denuncia; contra amago de denuncia, silencio…»

Una vecina tenía amargado a mi amigo Juan. La vecina, llena de envidia por la casa de Juan, se pasaba el día insultando a mi amigo. La gente le decía a Juan que no le echara cuenta, que el alcohol la tenía trastornada y enloquecía con algunas cosas, y que ahora le había dado por él, como antes por otros. Juan no le hacía mucho caso, hasta que un día la vecina lo esperó en la puerta cuchillo en mano. Juan, en vez de entrar en su casa, se fue a hablar con una autoridad, que le aconsejó: «Sin que lo uses, lo que tienes que hacer es acercarte a su casa con un cuchillo más grande que el de ella, amenazándola de muerte y soltándole todos los insultos que se te ocurran.» Juan, miedoso e incapaz de matar a una mosca, hizo esto, y fue santa medicina. Aquí parece que no hay nada como superar al otro en voces, insultos o armas, aunque éstas no sean ni blancas ni de fuego. Cifuentes, Huerta, Montón… Dos másteres, un fraude y una sola puerta: la dimisión. Si me echas a uno de los míos, le busco las cosquillas a alguno de los tuyos, y así, si puntas de capotes asoman por el lateral de los burladeros, voces doy desde otro, o golpes doy en las tablas, desde otro tercio, y el toro no sabe ya adónde acudir. Así estamos nosotros, así está España, como toro avisado, y así va España por la plaza, sonsacada por aquel capote, aquella voz, aquel golpe. Y mientras tanto, pasa el tiempo. Mientras tanto, unos y otros van a lo suyo, que pocas veces es lo nuestro. A nosotros, a volvernos locos. Y no se habla de lo que no les interesa hablar, y no se hace lo que tendrían que hacer, y no resuelven —ni lo intentan— lo que dijeron que resolverían. Y España, ese toro, incierta, pareciendo que no tiene lidia, que es difícil, peligrosa. No, son las voces, capote, gritos, golpes. No tardará en que salga algo más ruidoso que másteres y tesis; no tardará en que asomen escándalos, o denuncias, si hay que hacer que acuda a otro capote, otro ruido, España, ese toro avisado.

antoniogbarbeito@gmail.com

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación