Por Patrona te aclamó

Aquel año de 1946 cuyo 75 aniversario celebramos hoy fue ciertamente excepcional para la devoción de Sevilla a la Virgen. Aparte del título de ‘Mariana’, concedido en esa fecha, como recuerda Javier Comas, «el Papa Pío XII gobernaba la Iglesia y el cardenal Segura vivía su noveno aniversario como arzobispo de Sevilla». El 16 de junio, el pontífice envió desde Roma al Palacio Arzobispal un telegrama que cerraba diciendo: «Confirmamos y declaramos a la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de los Reyes, Principal Patrona ante Dios, de la ciudad y archidiócesis de Sevilla. Sin que obste nada en contrario». De esta forma y por medio del breve ‘Quam fervida’, Pío XII oficializaba el rango de una imagen que ha generado la devoción y admiración histórica de los sevillanos durante siglos. Esa bula de Pío XII es como una declaración del marianismo de Sevilla: «Cuán ferviente sea y cuán fuertemente grabada está en las almas de una infinita muchedumbre de fieles, principalmente sevillanos, desde hace muchos siglos la devoción a la Santísima Virgen bajo el título de Nuestra Señora de los Reyes(…) Por lo tanto, después de madura deliberación Nuestra, y en virtud de la plenitud de Nuestra Autoridad Apostólica, a tener de las presentes letras y a perpetuidad, confirmamos y declaramos a la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de los Reyes principal Patrona ante Dios de la Ciudad y Archidiócesis de Sevilla, sin que obste nada en contrario.»

La Virgen salió en procesión magna el 24 de noviembre de 1946, como esta tarde se conmemora, hasta el Ayuntamiento, en un cortejo con otras seis imágenes marianas, tres dolorosas y tres de gloria: la Virgen del Pilar, la Reina de Todos los Santos, la Virgen del Amparo, la Amargura, la Virgen del Valle y la Esperanza Macarena. El alcalde, duque de Alcalá, le entregó a la Patrona el bastón de mando. Y el zarauztarra canónigo, organista de la Catedral y renovador de los seises, don Ángel Urcelay y Aldaluz (cuya vida es una novela sobre los perdedores curas nacionalistas vascos al final de la guerra) dedicó a la Virgen de los Reyes el himno que en el cielo con campanas se le sigue hoy cantando: «A tus plantas se postra Sevilla/por rendirte homenaje y loor./Gloria, gloria a Ti, Virgen de los Reyes/que nos riges con cetro de amor./Gloria, gloria a Ti, Virgen de los Reyes./Gloria a Ti ¡Oh Reina de Amor![...] Reina aquí, pues tu Sevilla,/ que Fernando conquistó,/ a Ti, Virgen de los Reyes,/por Patrona te aclamó».