Álvaro Ybarra Pacheco - DIRECTOR DE ABC DE SEVILLA

El fin de la ambivalencia

Si el PSOE quiere seguir siendo un partido mayoritario en España debe abandonar la ambivalencia y posicionarse de forma clara en favor del Estado de Derecho

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, en un mitin reciente en Sevilla RAÚL DOBLADO

El sainete político que ha dejado el Gobierno de Cataluña en manos de unos radicales totalitarios y antieuropeos ha restado cualquier ápice de legitimidad al proceso ilegal de independencia. A corto plazo desafiarán al Estado. Pero la imposibilidad de reformar la Constitución sin acuerdo con el grupo mayoritario en el Congreso y en el Senado, el PP, condena el intento secesionista al fracaso. El Gobierno en funciones tiene en sus manos las medidas de protección nacional del artículo 155 de la Constitución y, a estas alturas, pocos dudan ya que tendrá que aplicarlas para parar en seco el golpe de estado que los independentistas pretenden perpetrar.

Los socialistas tendrán que decidir en qué parte de la confrontación quieren estar. El súbito desenlace del sainete catalán ha acabado de rebote con la coalición frentepopulista de Pedro Sánchez, que pisaría de lleno las líneas rojas marcadas por los dirigentes socialistas más relevantes si insiste en su proyecto. La unidad de España requiere la formación de un gobierno apoyado por los principales partidos nacionales que asuma el reto de frenar al frente separatista. Las advertencias realizadas desde las elecciones a Pedro Sánchez por Susana Díaz y los barones socialistas cobran ahora pleno sentido. Ni Podemos ni los separatistas son socios de fiar. Si el PSOE quiere seguir siendo un partido mayoritario en España debe abandonar la ambivalencia y posicionarse de forma clara en favor del Estado de Derecho.

La presidenta de la Junta de Andalucía, que esta pasada semana cometió el error de dar un paso atrás táctico en su pugna con Sánchez, tiene ahora más motivos que nunca para reforzar su posición de fondo. Ahora no se trata ya de poner en cuestión la profunda incoherencia de los bolivarianos ibéricos que quieren gobernar España y a la vez convocar referéndums para romper su unidad. Lo que se dilucida ahora no es ya la posibilidad de convocar consultas sino de declarar de forma unilateral la independencia de una parte del Estado con desprecio absoluto de las leyes democráticas vigentes. Ya no hay margen para confiar en el sentido común de unas fuerzas nacionalistas entregadas a sus aliados antisistema. Es la hora de la firmeza democrática de España.

@aybarrapacheco

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