Ahora empieza la reconstrucción
Una hoja de ruta que apueste por sectores esenciales, elimine barreras burocráticas y preste atención a pequeños empresarios y autónomos

Bajo un sol de justicia, el estado de alarma ha concluido en Andalucía con el virus casi controlado. Si las comunidades han tenido que pagar a lo largo de todo este tiempo los platos rotos por el Mando Único, a partir de ahora se abre ... una etapa en la que deberán extremar las precauciones para que un rebrote no eche por tierra los esfuerzos realizados. La gestión de la pandemia en España ha sido un desastre sin paliativos. Hemos logrado convertirnos, pese al ocultamiento sistemático de los datos, en uno de los países de la OCDE con mayor tasa de mortalidad por habitante y, a la par, en uno de los que ha experimentado un destrozo mayor de su tejido productivo. Se podrá argumentar que nuestra estructura empresarial era débil, sobre todo en comunidades como la andaluza, lo cual es cierto, pero lo que no puede hacerse es negar la realidad.
En Andalucía, donde sólo quedan 49 pacientes ingresados por coronavirus, los efectos sanitarios de la pandemia han sido menos catastróficos que en la mayoría de las regiones españolas. De hecho, según reconocía ayer a este periódico Juanma Moreno, nuestra comunidad tiene actualmente el ratio de contagios, junto a Galicia, menor del conjunto nacional. Sin embargo, el parón económico ha tenido unos efectos devastadores sobre la producción y el empleo. Ahora toca refrendar esta situación sanitaria con una recuperación económica para la que todas las ayudas serán pocas. La de los fondos comunitarios, imprescindible en todos los sectores; la de las ayudas internas vía reparto de fondos autonómicos, justa, equilibrada y en función de criterios objetivos. Pero sobre todo nos hará falta una hoja de ruta que apueste por los sectores esenciales sobre los que se sustenta la economía andaluza, elimine barreras burocráticas, implique a los agentes económicos y sociales y preste especial atención a los pequeños empresarios y a los autónomos que se encuentran al borde de la desaparición. La Junta está en esta línea pero necesita cerrar filas.
España, y mucho menos Andalucía, no pueden depender de las extravagantes medidas económicas que propone Podemos, cuya inviabilidad no se le oculta a los que tienen que financiarnos para salir de la crisis. Es preciso tener la cabeza fría y la mente clara. La salida, siempre que un rebrote severo no nos destroce, hay que hacerla desde el consenso de quienes quieren recuperar la economía y desde el convencimiento de que la reconstrucción es posible pero nos costará sangre, sudor y lágrimas. Que los cantos de sirena de quienes prometen un bienestar a coste cero no nos confundan.
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