El carnaval de Pemán
Kichi cree que lo peor para la libertad es la derecha. ¡Lo peor es que gobierne un cateto!
Lo peor no es que un analfabeto tenga una idea. Lo peor es que tenga poder. Porque la vara de mando en manos de un inculto hace que la ignorancia se contagie, se extienda y lo infeste todo. Pongamos por caso al alcalde de Cádiz. ... Que él no sepa quién fue exactamente José María Pemán es un problema personal grave porque le impide enriquecerse con la obra de uno de los autores más selectos de Andalucía y de uno de los gaditanos más finos de la historia. Su primer poemario, «De las cosas sencillas», y su estreno narrativo, «Cuentos sin importancia», son una joya del costumbrismo literario del que brota su figura, posteriormente imbuida por el modernismo, sobre todo como dramaturgo. No sé si José María González, alias Kichi, sabe que Pemán escribió varias decenas de obras de teatro, algunas de las cuales, como «El divino impaciente», fueron grandes éxitos en la primera mitad del siglo XX, antes de cualquier atisbo de franquismo, aunque sí le reconozco al podemita que su paisano nunca tuvo la creatividad suficiente para escribir un sainete en el que el protagonista fuera un alcalde cateto. Todo lo que hizo Pemán fue escribir desde su condición de liberal, conservador y monárquico. ¿Qué pasa? ¿Acaso renunciaron a sus ideas Alberti o Miguel Hernández en sus poemas? Pero esto Kichi no lo entiende. Él forma parte del extenso grupo de analfabetos de la progresía que confunden ideología con talento. Si alguien dice lo que ellos piensan, es un genio aunque escriba con faltas de ortografía. Si lo que dice no coincide con su pensamiento, es un escritor menor aunque sus textos trasciendan.
Hasta ahí, puedo entenderlo. De toda la vida de dios ha habido ignorantes atrevidos. El problema viene cuando el iletrado decide por los demás y contamina al pueblo que gobierna de su propia incultura. Lo de Kichi en Cádiz retirando todo lo que en la ciudad recordaba a uno de sus hijos más ilustrados por simple revanchismo ideológico es muy triste. Siento decirlo así, pero una tierra que históricamente ha contado con algunos de los personajes más eximios de las artes en España no puede permitir un empobrecimiento cultural tan zafio. A mí que no venga nadie a decirme que los letristas ripiosos del carnaval pueden ensombrecer a Quiñones. Bien está que la gente disfrute de la fiesta popular, aunque ahora sea más bien populista, pero resulta insoportablemente paradójico que mientras Cádiz se deshace en homenajes a rapsodas sin valor literario que proclaman con versos descuadrados y rimas de patio de colegio todo lo que Kichi defiende, le esté retirando el busto a José María Pemán. Porque me queda la duda de que la siempre orgullosa cuna de la libertad, de la que todos vivimos enamorados, ha desaprendido a distinguir el oro de la plata por culpa del bestia que la dirige, que no entiende que, aunque le retire los honores, no podrá nunca vencer su legado artístico. Ni que se puede ser de izquierdas o de derechas, pero para gobernar no se puede ser un bruto. O un totalitario, que es lo mismo.
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