Antonio García Barbeito - LA TRIBU

Acentos

A ver si vamos a tener la culpa de que algunos acentos andaluces -y más el sevillano- suenen gustosamente en la voz de la Semana Santa

ANTONIO GARCÍA BARBEITO

Corrida de Feria, allá por los ochenta. En terrenos del Tendido 1, Roberto Domínguez, con su maestría castellana, trataba de embarcar al toro, creo que de una ganadería que pasta en la provincia de Cádiz. Silencio. El magnífico torero vallisoletano se ahormaba la chaquetilla al cuerpo y tenía la clara intención de ahormar al toro, que hasta entonces había resultado un toro incierto. Venía andando desde el 3, despacito, con las tablas a su derecha y la muleta en la izquierda. Despacio, pasito a pasito, todo muy medido, con mucho cuidado, se sacó la muleta de atrás y se la adelantó hasta allá lejos. Y lo llamó: «¡Toro…, vamosss…!, ¡Vamossss…, toro, vamosss…!» Y el toro no se movía. Del tendido, no recuerdo si del 1 o del 2, salió una voz muy respetuosa: «No le hables tan fino, hombre, que el toro es de por aquí y no está acostumbrao a tantas eses…» Nos reímos, claro. Algo así, o parecido o lejanamente emparentado, aunque referido a las voces de la Semana Santa, ha dicho el obispo de Salamanca. Quod Híspalis non dat…

En Málaga me dijeron una vez, en una comida, «Tú eres de los miarmas, ¿no? De los de «vamos con el izquierdo alante», «tos por iguá, valiente», «que no quiero verla subir, miarma…» Y le dije: «Veo que se te ha pegado mucho de Sevilla. Siento mucho no poder corresponderte en la misma medida: no conozco ni una sola voz de la Semana Santa malagueña. A ver si me enseñas tú…, miarma.» A ver si va a resultar que tenemos la culpa de que algunos acentos andaluces —y más el sevillano— suenen gustosamente en la voz de la Semana Santa, incluso la castellana. ¿Qué dice, que suena mal el acento andaluz, eminencia? Pues nada, hay dos salidas: hablar con todas las letras o… aprender a pronunciar el andaluz, pero le advierto de que esto último es «mu difisi». Ahora bien, si consigue pronunciarlo bien, qué bonito le va a quedar. Porque no es lo mismo decir «Por favor, organicemos bien esta ascensión del trono, que no haya desequilibrios en el impulso…», que decir: «¡Ar sielo conella, miarma, que no sentere elaire…!» No sé si me entiende. Mire, Sevilla hizo suyo al cordobés Juan de Mesa —¿le suena el Gran Poder?— y al alcalaíno Martínez Montañés —¿le suena Pasión?—, («…un manco de la derecha / que hacía toritos de barro / y milagritos de cera…») Y Sevilla hizo suya la música de Serrat —¿le suena «Saeta»?— y todo es ya de aquí. Yo creo que es capacidad para enamorar con palabras precisas y frases cortas amasadas con miel y azahar y echadas al aire. O será lo de la letra flamenca: «…Er que no güele a clavito y canela, / no sabe istinguí.» Será esto.

antoniogbarbeito@gmail.com

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